Fotografía de Andrés Amaya

La semana de la moda en Guatemala duró cuatro días. Fueron 15 pasarelas y 21 diseñadores que reflejaron un espíritu diverso y vibrante, que caracteriza al diseño contemporáneo guatemalteco, según los organizadores del evento. Invitados internacionales, expertos en la industria y medios especializados se dieron cita en Ciudad Cayalá, un desarrollo urbanístico ubicado en la zona 16 de Ciudad de Guatemala.

Entre los eventos se prepararon, las tradicionales pasarelas, que se complementaron con encuentros íntimos y personalizados para conocer sobre marcas locales como Lía Cohen o Saúl. Esta plataforma, que fue creada hace 12 años, trabaja en sintonía con todos los actores de este ecosistema, que se fortalece en Centroamérica y en la región. Para Daniel Panedas, director de Siete Zero, empresa productora del evento, ya no son esfuerzos aislados, las alianzas y la visión conjunta promueven el crecimiento de esta semana de la moda.

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De igual manera, aparecieron iniciativas como “Made in Guate”, lanzada en 2024, que busca unir al sector artesano con los diseñadores para crear colaboraciones que muestren la cultura ancestral del país. La misma invita a diseñadores a proponer colecciones que incluyan técnicas artesanales para preservar la moda con identidad, creando productos novedosos y de tendencia. El año pasado la ganadora fue DESIREE, quien –con su universo avant-garde– llegará a la Quito Fashion Week, que se celebrará del 27 de noviembre al 3 de diciembre.

DESIREE. Fotografía de Andrés Amaya
DESIREE. Fotografía de Andrés Amaya

El guatemalteco Mynor Véliz, de 37 años, fue el ganador de esta edición del “Made in Guate” y Harper’s BAZAAR Ecuador conversó con él sobre su proceso creativo y la oportunidad que tuvo de trabajar con artesanos. En esta ocasión, presentó su colección Ābhāsa, una exploración sobre la ilusión y la percepción, inspirada en las texturas y los contrastes de la zona 1 de la Ciudad de Guatemala. Un barrio que encierra algunas de las edificaciones más representativas de este país, desde la catedral hasta el palacio de gobierno.

Su pasarela fue un diálogo entre lo ancestral y lo contemporáneo, integrando el trabajo de comunidades de Chichicastenango y Momostenango. Fue una celebración del oficio como lenguaje vivo. Más de 80 artesanos participaron en la elaboración de tejidos, accesorios, bordados, plumas y flecos. Cada pieza reflejó siglos de sabiduría, transmitida de generación en generación, uniendo tradición y creatividad.

Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya
Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya

Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya
Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya

Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya
Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya

¿Cómo llegó al mundo de la moda?

Creo que mi historia es un cliché: la clásica de que tu abuela cose. Ella tenía su taller y cuando yo me quedaba ahí, siempre miraba que ella hacía su ropa. En mi familia —mi papá, mis hermanos— todos saben coser y fue algo muy natural. Originalmente, iba a estudiar diseño gráfico, pero después me di cuenta de que la ropa era algo que me gustaba: no solo hacerla, sino también usarla.

¿A qué edad se dio cuenta?

Empecé a hacer cosas cuando tenía 19. Compraba ropa de segunda mano, la rompía y la reformaba para encontrar telas. Pero, oficialmente, empecé a tomar el diseño como profesión en 2017. Yo también estuve en periodismo, ejercí un tiempo, pero al final sentí que me gustaba, aunque no era lo mío al 100 %.

¿Cómo fue la transición entre una profesión y otra?

Al inicio fue raro, porque sentía que estaba renunciando a algo que me gustaba. Escribía de moda, arte y ese tipo de cosas. Al final, también comunico. El periodismo me ayuda a investigar para contextualizar mis colecciones.

La colección presentada es parte de una trilogía…

Esta es la segunda parte. La primera se llamaba Samsara (presentada en abril de este año), en referencia al ciclo de la filosofía hindú. Yo estaba haciendo muchos cambios en mi vida: terminé una relación, me cambié de casa, me introduje en la meditación y la filosofía hindú. Tenía tres años de no presentar colección porque no me sentía cómodo.

¿Qué significó esa colección?

Sentí que ya no era la misma persona de antes. Empecé a cortar todo y reconstruí la marca desde cero. Antes usaba muchos prints y colores fuertes; después me obsesioné con la construcción de las prendas. Samsara se centró en eso, es una especie de purificación.

 ¿Y de qué trata Ābhāsa, la colección presentada?

Ābhāsa significa “espejismo” en sánscrito. La idea es que tú puedes ver la realidad de una manera y yo de otra. Vivo en el centro histórico y mucha gente me cuestiona porque es un lugar polarizado: puedes tener un restaurante fancy en una esquina y al lado una fiesta casi de pueblo. Quería mostrar lo que yo veo todos los días, que a mí me parece atractivo, aunque para otros no lo sea. Es mi fantasía, mi espejismo.

Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya
Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya

Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya
Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya

Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya
Mynor Véliz. Fotografía de Andrés Amaya

¿Qué prendas destacaría?

Destacaría todo lo hecho en telar de pie, una técnica artesanal de Guatemala que utiliza hilos de algodón. Quería resaltar la textura y el movimiento del material. También destaco la lana. Cuando vi que había un artesano que trabajaba lana dije “hagámoslo”. No sabía cómo la iba a coser, pero resultó. Mi idea era que diera ganas de tocarla. A veces la moda se centra en lo visual, pero al final la experiencia es cuando te pones la prenda.

¿Ya está trabajando en la tercera parte?

Sí, está en papeles. Habla de una iluminación, de una revelación. Está en proceso y espero que salga el próximo año.

¿Cómo se acoplan sus diseños a las nuevas necesidades del consumidor?

Me gusta hacer prendas que sé que no son básicas; son medio statement. Son piezas que quieres tener en tu clóset y usar mucho tiempo. Eso solo se logra con buena confección, buenos acabados, materiales atractivos y siluetas perdurables. Diseño cosas que yo quisiera tener y que usaría muchas veces.

¿Qué significa haber ganado el “Made in Guate”?

Había trabajado con artesanos, pero no a esta escala. Mi motivación era mostrar otra perspectiva del trabajo artesanal. En países como el nuestro, la gente suele hacer souvenirs turísticos o trabajar de manera no horizontal: “yo quiero esto y ustedes vean cómo lo hacen”. Yo quería que ellos aportaran y enriquecieran el trabajo. Eso fue lo que me motivó, demostrar que se puede trabajar diferente.

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Con un futuro prometedor

El cuarto y último día de Guatemala Fashion Week 2025 cerró con una celebración. Las pasarelas reunieron a figuras consolidadas como Karla Garzaro, Vero Díaz y Mariandrée Gaitán, junto a propuestas y visiones contemporáneas como las de Arzayús y el Colectivo que presentó Esencia.

Mariandrée Gaitán. Fotografía de  Andrés Amaya
Mariandrée Gaitán. Fotografía de Andrés Amaya

El evento demostró que Guatemala Fashion Week es hoy plataforma y punto de encuentro para narrativas que trascienden fronteras, celebrando la experimentación y la fuerza del trabajo hecho a mano. Con un cierre a cargo de Stardust de Mariandrée Gaitán, la edición 2025 reafirmó que el futuro de la moda en la región se construye desde la autenticidad y el propósito, consolidando un diálogo entre tradición, tecnología y visión internacional. (I)