BOLSOS ANDREA TELLO

En la vida de Andrea Tello, diseñadora ecuatoriana, el tejido ha sido un latido constante, tanto como la joyería que heredó de su familia. Su historia empieza en un hogar rodeado de objetos hechos a mano: manteles, cortinas y cuadros elaborados con la paciencia infinita de su madre. “El tejido está en mi ADN”, dice con la seguridad de quien sabe que su vocación no se elige, se hereda.

BOLSOS ANDREA TELLO
FOTOGRAFÍA ARMANDO PRADO

Su linaje habla de joyas y de manos artesanas. Su abuela y sus padres comercializaban piezas de orfebrería, y ella creció con la naturalidad de quien entiende que un objeto bello también guarda historia. En 2003, al iniciar su carrera como diseñadora de joyas, escogió la filigrana como su técnica insignia: muchos la describen como el arte de tejer con hilos de plata, donde cada curva y torsión del metal revela horas de paciencia. Desde entonces, su trabajo ha viajado por decenas de países, representando a Ecuador en vitrinas de joyería, arte y artesanía de alto nivel.

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Andrea no se conforma con perpetuar la tradición. Su sello está en reinterpretarla. A la filigrana ha sumado, desde 2021, una exploración nueva: trasladar técnicas textiles, como el crochet, al metal. El resultado es una innovación silenciosa, fruto de cuatro años de investigación y de pruebas, que culminan en su primera línea de bolsos: 18 piezas únicas, tejidas íntegramente en hilos de cobre y plata. No son simples accesorios, son esculturas blandas y delicadas.

La colección incluye bolsos, clutch y un nuevo ícono: su reinterpretación de la shigra, el bolso tradicional andino, que se reinventa con la minuciosidad de la alta joyería. Cada pieza tiene una historia de proceso y de comunidad. Para Andrea, la belleza no reside en el resultado final, sino en el cómo: en la cadena de manos, miradas y conversaciones que dieron forma a cada propuesta. 

BOLSOS ANDREA TELLO
FOTOGRAFÍA ARMANDO PRADO

Tejer, en su dimensión más profunda, es un acto colectivo. Así lo entendieron las mujeres que participaron en este proyecto: cabezas de hogar de distintas edades y trayectorias, reunidas en talleres donde la experimentación con el metal se mezclaba con el ritual. “Fue un proceso de entretejerse juntas”, cuenta Andrea. Y no se refiere solo al cobre o la plata, sino a la red invisible de aprendizajes que se fortaleció con cada encuentro. “Reconocer la importancia del trabajo en equipo es fundamental”.

Como en todo tejido, hubo ensayo y error. Deshacer para volver a empezar. Probar con distintos calibres y aleaciones; observar cómo respondían los hilos al entrelazarse, investigar tratamientos para prevenir la oxidación… Cada bolso es el resultado de decenas de decisiones pequeñas: la tensión justa del hilo, la curva precisa en la que la estructura metálica se rinde a la forma.

El impacto de esta creación trascendió fronteras. Varias piezas encontraron su lugar en colecciones privadas de Ecuador, México, Francia y Estados Unidos. Otros modelos se realizan bajo pedido, desafiando la lógica de la producción masiva y apostando por la exclusividad que solo ofrece lo hecho a mano. Pronto, Andrea presentará por primera vez esta serie en Medio Oriente, llevando con ella no solo objetos, sino una filosofía de diseño: el lujo como herencia viva, como objeto de arte que dialoga con la identidad cultural.

BOLSOS ANDREA TELLO
FOTOGRAFÍA ARMANDO PRADO

Un bolso tejido en metal no es solo un accesorio. Es un manifiesto. La filigrana, el crochet y la shigra se encuentran aquí para recordarnos que la tradición no es estática; se transforma, se expande, se proyecta al futuro sin perder el hilo que la sostiene. En manos de esta cuencana, el tejido es resistencia y delicadeza, es comunidad y creación individual, es la prueba de que un diseño puede ser tan eterno como la historia que lo inspira.

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Un tiempo que no se mide en minutos, sino en puntadas. Sus piezas nos invitan al cuidado, a la precisión y a la intimidad del gesto artesanal. Para esta diseñadora, el resultado va más allá del diseño de un bolso; el nivel de detalle, la técnica y el proceso hacen que pueda ser considerada una pieza de arte. Su valor está en el legado técnico, en lo estético y en lo cultural. (I)