Fotografía: Armando Prado.
Fotografía: Armando Prado.

Dina Dubnitsky, CEO de Boker Tov, abrió las puertas de su casa para celebrar Hanukkah, la festividad judía que honra la victoria de la luz sobre la oscuridad y el milagro del aceite. Ocho días de reflexión, unión y gratitud, que, en su mesa, son una experiencia donde la tradición y la estética se juntan de forma natural.

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Fotografía: Armando Prado.
Fotografía: Armando Prado.

La decoración, a cargo de Diorvett, muestra sobriedad y brillo. Sobre la mesa de madera desnuda, la vajilla italiana Festive, en porcelana blanca y dorada, se acompaña de copas polacas talladas a mano y cubiertos dorados que reflejan la luz de las velas. Ramos frescos de crisantemos posan a los extremos. En el centro, un pequeño candelabro de nueve brazos (hanukkiyah) es la pieza sentimental de esta anfitriona y un símbolo de la celebración que recuerda el milagro que inspira esta festividad.

El menú, explica Dubnitsky, es sinónimo de abundancia y amor familiar. En su propuesta culinaria, realizada por Bokertov, están los latkes, dorados y crujientes; las sufganiyot, el challah trenzado, burekitas, dolmas, ensaladas de remolacha y rúcula, hummus y salmón ahumado. Para el cierre, la clásica torta rusa (medovik) que recrea los sabores de su infancia.

Fotografía: Armando Prado.
Fotografía: Armando Prado.

Fotografía: Armando Prado.
Fotografía: Armando Prado.

“En nuestra mesa nunca faltan el pan ni las ensaladas. (...) La comida es mi lenguaje de amor. Llenar la mesa es una manera de decirles a los invitados que son bienvenidos”. Es una fusión entre lo contemporáneo y lo ancestral, donde cada detalle rinde homenaje a la luz que nunca se apaga. (I)