En Quito, la fiebre de las uñas para las fiestas ya empezó. Pero, a diferencia de años anteriores —marcados por dibujos navideños y diseños saturados— esta temporada abraza algo diferente: la sofisticación silenciosa. Líneas finas, detalles mínimos, efectos ópticos y toques de brillo que funcionan tanto para una cena familiar como para recibir el Año Nuevo. Jorge García, manicurista certificado a nivel internacional, confirma que diciembre ya no es sinónimo de dibujos literales. Casi no se ven figuras de Papá Noel ni renos, ahora reinan las manicuras limpias, elegantes y atemporales. “Se está usando algo más delicado y discreto. Un francés rojo, puntos plateados o de efecto espejo sobre bases nude claras… cositas más sencillas”.

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Dentro de esta nueva ola, el efecto cat eye (un efecto magnético de profundidad) se consolida como uno de los favoritos, convirtiéndose en un acabado recurrente de la temporada. “Está muy trendy porque da muchísimas opciones visuales y ya viene en varios colores”. Sin embargo, hay tradiciones que resisten cualquier tendencia. “Lo que más piden en estas fechas respecto a tonos es un rojo brillante, el color de la Navidad”.

Fotografía: Daniel Queirolo.
Fotografía: Daniel Queirolo.

Fotografía: Daniel Queirolo.
Fotografía: Daniel Queirolo.

Fotografía: Daniel Queirolo.
Fotografía: Daniel Queirolo.

La influencia de las redes sociales también guía gran parte de lo que se pide en los salones, pero incluso en un entorno globalizado, la ciudad responde a su propio ritmo. Quito se inclina por los tonos sobrios y detalles discretos, mientras que, en la Costa predominan los colores vibrantes y los diseños atrevidos. La manicura festiva se vuelve así un reflejo cultural de cada región.

Más allá de la estética, diciembre trae una pregunta inevitable: ¿qué técnica elegir? La decisión no depende solo del diseño, sino del estilo de vida, el tiempo disponible y la intención detrás del servicio. Si tu agenda del mes está llena y necesitas una solución inmediata para un solo evento, las press-on son una opción ideal. Son rápidas de colocar, duraderas y perfectas para resolver un imprevisto. “Este es el sistema más rápido, en poco más de una hora tienes uñas nuevas y listas”, explica García. Además, son fáciles de retirar en caso de que tengas otro evento y quieras cambiarlas enseguida.

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Para quienes prefieren un acabado natural que se vea impecable durante semanas, el gel es una apuesta segura. Es ligero, versátil y perfecto para recubrir la uña. En cambio, si se busca estructura, extensión o resistencia, el acrílico y el polygel ofrecen mayor solidez y permiten jugar con formas más definidas. Cada técnica responde a una necesidad distinta y elegir la correcta ayuda a que el diseño, por más minimalista que sea, luzca en su mejor versión. 

Cortesía Jorge García.
Cortesía Jorge García.

Cortesía Jorge García.
Cortesía Jorge García.

Cortesía Jorge García.
Cortesía Jorge García.

Cortesía Jorge García.
Cortesía Jorge García.

En un mes lleno de decisiones estéticas —el vestido, el maquillaje o los accesorios—, las uñas dejan de ser un detalle adicional para convertirse en un gesto intencional. Un equilibrio entre técnica y estilo, sutileza y brillo. La versión más delicada del espíritu festivo. (I)