Estilo personal

Cinco generaciones de mujeres y las formas en que el estilo personal evoluciona con la edad

De definirse en los veinte a encontrar confianza y libertad en los sesenta.

Por Faran Krentcil

Getty Images —

El “estilo personal” es un poco como el porno: difícil de definir, pero inconfundible cuando lo ves. Tal vez sea la forma en que tu mejor amiga de la secundaria usaba su sudadera Champion al revés porque la textura afelpada del forro se veía más cool a la vista. O quizá la manera en que tu compañera de trabajo prefiere llevar su laptop en una bolsa de herramientas Klein en lugar de un tote de lona convencional. El estilo personal puede ser una señal de reconocimiento entre espíritus afines o, simplemente, una forma de recuperar nuestra identidad, después de una ruptura que sacude nuestra seguridad.

A continuación, cinco generaciones de mujeres con una visión vanguardista de la moda comparten su relación con el estilo personal. Aquí, sus consejos para quienes buscan desafiar las normas —ir contra la cinta de grosgrain— y elegir su ropa pensando en su mejor versión, no en un puntaje más alto en el algoritmo.

Veintes

“¡Hay tanta presión por definir un estilo personal en los veintes! Creo que la idea del quiet luxury me resultó muy seductora porque parecía una solución al caos de vestirse cada día. Pero hay una gran diferencia entre la claridad y el anonimato. No quiero verme invisible, quiero verme intencional. Así que recurro a pequeños detalles: un suéter de cachemira verde oscuro en lugar de uno gris, o calcetas fucsia divertidas con mocasines. Me gusta que tengas que mirarme con atención para notar los matices; que no puedas verme de pasada y resumirme en un instante”, dice Paige Kozak, directora de redes sociales de Starface.

“Desearía ser de esas personas organizadas que siempre llegan 15 minutos antes, pero sé que simplemente no soy así. Ahora que tengo mi pódcast y, obviamente, con el modelaje, intento que salir corriendo por la mañana sea lo más fácil posible. Un gran abrigo negro siempre ayuda, porque puedes tomarlo y ya tienes un outfit. El que uso ahora es de 16Arlington, una firma del Reino Unido. Elegí el de shearling porque tiene una textura suave que atrapa la luz de una forma delicada, casi etérea. Uso mucho negro porque es práctico, pero busco que haya textura —algo afelpado, brillante o con relieve— para que se note que fue una elección intencional”, explica Lady Jean Campbell, modelo y conductora de I’m Fine. 

“Este año encontré a mi alma gemela en denim: un par de Levi’s vintage de corte estructurado. Nunca me había sentido tan representada por unos jeans: suaves, con un desgaste elegante, una costura curva con personalidad y bastas marcadas por el paso del tiempo. Los uso con una blusa de seda y tenis, o con una vieja camiseta Nike de mi papá y unos kitten heels. Todo se trata del equilibrio. La mayoría del tiempo quiero sentirme como un chico (no sé del todo qué significa eso, solo que se siente bien), y estos jeans son mi deseo hecho realidad”, señala Jane Lewis, fundadora de Bias Cut Magazine.

Lady Jean Campbell. Foto: Jacopo Raule

Treintas

“Creo que el estilo personal consiste en abrazar lo que realmente te favorece, visualmente hablando. Fui editora de moda, pero ahora soy dueña de una librería. Mis Margiela Tabis son el único vestigio de moda que conservo de mis veintes. Si las conoces, lo entiendes: en realidad son los zapatos de trabajo ideales. Dirijo mi propio negocio y no tengo tiempo para prendas complicadas que limiten el movimiento. Necesito básicos bien hechos con detalles interesantes y funcionales. Uso camisetas vintage, pantalones Dickies y piezas de The Row. Esto suena a presunción, pero solía estar obsesionada con los bolsos de diseñador; los he reemplazado por nuestros totes neón de Rep Club y recibo el doble de cumplidos. Ahora, en mis treintas, tengo muchos lentes de lectura. Son muy chic”, finaliza Jazzi McGilbert, fundadora de Rep Club Los Ángeles.

“El estilo personal en los treintas puede ser, de hecho, el más divertido. ¡Al menos para mí lo ha sido! Tuve un bebé y, curiosamente, eso me hizo volver a vestirme para mí misma, porque cuando por fin recuperas el aliento, te preguntas: ‘¿Quién soy ahora? ¿Qué quiero?’ He estado recuperando mi identidad a través de la ropa. Estoy usando más color que nunca y eso me divierte muchísimo. Prendas más brillantes, más coquetas. Cuando me preparaba para la Semana de la Moda de Londres, fui con Connor Ives por ropa y él me dijo: ‘¿vestido negro?’ Y yo respondí: ‘ni pensarlo, dame el trenchcoat verde de los setentas. Dame los Jimmy Choo con estampado de cebra’. Me emociona volver a vestirme. Es una sensación increíble”, dice Tish Weinstock, autora de How to Be a Goth.

“No te obsesiones con tener un solo estilo personal. Tu ropa puede ser completamente un disfraz y está bien. Pero debe responder a la pregunta: ‘¿quién soy hoy?’ y no a ‘¿quién quiere el resto que sea?’. He aprendido que cuando me gusta lo que llevo puesto, me resulta más fácil confiar en mí misma. Incluso cuando la ropa en sí pueda ser mucho", señala Julia Fox, actriz. 

Tish Weinstock. Foto: Getty Images
Julia Fox. Foto: Rachpoot/Bauer-Griffin

Cuarentas

“Mi estilo personal ha estado muy influenciado por quien fui de niña. Estoy comprando los looks de pasarela con los que soñaba hace 25 años: un jumpsuit naranja de lana de Escada, con botones de estilo militar, esos maravillosos vestidos lenceros de seda de Theory. Cada año, cuando era pequeña, usaba mi mesada para suscribirme a una revista de moda. Ahora puedo comprar la ropa con la que soñaba que me convertiría en una adulta”, manifiesta Sarah Kunst, socia directora de Cleo Capital.

“Últimamente he estado rescatando viejos favoritos, como un trench coat de YSL diseñado por Stefano Pilati o un bolso Prada vintage de principios de los 2000; y los mezclo con nuevas piezas que adoro de Eudon Choi, Plan C y Alessandra Rich. Me divierte arreglarme aún más durante el Mes de la Moda —lo hago con más entusiasmo— sabiendo que habrá evidencia documental de los outfits en la web por años. Es divertido darle un toque especial a la rotación de looks, explica Caroline Issa, editora en jefe de Tank Magazine.

“Nunca tuve la intención de cambiar de carrera, pero cuando lo hice, también cambió mi estilo. Pasé de trabajar en el sector minorista corporativo a formar parte de un importante grupo de restaurantes. En mi antiguo trabajo intentaba verme más cute para encajar con mis compañeras. Ahora observo a las mujeres que dirigen restaurantes: su estilo es increíble. Tiene utilidad, elegancia. ¡Es como Olivia Colman en The Bear! Me di cuenta de que podía vestirme mejor al vestirme con más sencillez”, señala Lora Kim, directora en The Vizz Group.

“Últimamente me he descubierto vistiéndome con una especie de uniforme en mente. La sastrería se ha vuelto más precisa, las prendas de punto tienen mayor protagonismo y los conjuntos y vestidos han evolucionado más allá de las ocasiones especiales para convertirse en piezas del día a día, pero siempre con nuestra firma distintiva. Para mí, las fibras naturales, los cortes impecables y el ajuste preciso son innegociables”, dice Emilia Wickstead, diseñadora.

Emilia Wickstead. Foto: Dave Benett

Cincuentas

“Cuando era niña y soñaba con ser artista, mi estilo personal era muy llamativo. Usaba, por ejemplo, camisas grandes abotonadas como faldas en la preparatoria, donde todos se vestían igual. Ya de adulta y siendo, efectivamente, una artista, la cosa se volvió más compleja. Ya no quería llamar la atención a través de mi ropa (para eso está mi trabajo), pero tampoco quería verme anticuada. Ahí apareció el jumpsuit de Rational Dress Society. Lo compré hace una década y representa todo lo que quiero ser: elegante, moderna, imperturbable. De verdad creo que un jumpsuit resuelve toda ansiedad de estilo. El mío es negro y tiene una sensación y una presencia casi de armadura”, expone Karen Hartman, dramaturga y becaria Guggenheim.

“Ver a mi hija preadolescente abrazar su estilo personal —un tanto excéntrico— y expresar sus valores comprando de segunda mano me ha devuelto mucha fe en la moda. Le encanta cuando me arreglo por completo: cuanto más elaborado el atuendo, mejor. También estoy redescubriendo, a través de ella, marcas con las que solía trabajar. Está obsesionada con mis piezas de los 2000, como Miu Miu, Marc Jacobs o Marni”, dice Anja Tyson, consultora en sostenibilidad de moda y fundadora de la revista Mother Tongue.

“Siempre amé mi estilo personal hasta que llegó Instagram. El tema de los ‘likes’ solía volverme loca. ¿Necesito más likes? ¿Qué debo ponerme para conseguir más? Pero aprendí a dejar de pensar así, porque no puedes permitir que una computadora decida qué ropa amas. Eso parece una película de terror sobre el futuro. Sigo disfrutando Instagram, pero dejé de preocuparme por si mi clóset es lo suficientemente bueno. Mi clóset es fabuloso. Ahí guardo mis premios Emmy. Y también dejé que mis nuevos lentes de sol de Chloé vivan ahí”, enfatiza Cady McLain, actriz y directora.

Anja Tyson. Foto: Mychal Watts

Sesentas

“Nunca pensé que cambiaría mi estilo, es tanto trabajo. Pero volví a usar delineador líquido negro por primera vez desde los noventa. Me lo pongo y me siento como una celebridad. Eso es, para mí, el gran estilo: esa sensación de ser admirada simplemente por ser tú misma”, confiesa Laurie Grinker, fotógrafa documental y ganadora del World Press Foundation Award.

“Descifrar mi estilo personal a partir de los sesenta ha sido toda una experiencia. Definitivamente no me siento de mi edad, sigo usando accesorios grandes y buscando destacar cuando salgo. Hace poco compré un top increíble de Dries Van Noten, color azul cobalto, con flecos brillantes. Me recordó algo que habría usado en los años ochenta,y cada vez que me lo pongo para una fiesta me transporta a mis días de disco. En mi día a día, me gusta estar cómoda, pero siempre con un detalle especial: un collar, unos zapatos espectaculares. Acepto y respeto que estoy envejeciendo, pero no quiero ser vieja. Ese es el desafío ahora”, culmina Evi Abbas, actriz retirada y radióloga.

Este artículo salió originalmente en Harper's BAZAAR Estados Unidos.