Lia Cohen nació en Guatemala y hoy, a sus 39 años, mira atrás y reconoce que su camino empezó muy lejos de casa. Su deseo de ser diseñadora tomó forma en Milán, donde estudió diseño de modas y fashion styling durante cinco años. Allá entendió que quería construir una estética propia, pero cuando regresó a Guatemala, el panorama profesional no le ofrecía lo que ella buscaba.
Después de Milán, su carrera pasó por Nueva York, París y la misma capital italiana. Vivió un tiempo en Miami y finalmente volvió a Guatemala, no por una decisión planificada, sino por un giro vital. Ese regreso inesperado la ancló. Se quedó, empezó a trabajar desde cero y construyó una marca que hoy cumple nueve años.
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Para Cohen, cada colección nace de un proceso interno que luego se traduce en diseño. No trabaja desde la tendencia, sino desde un manifiesto que define colores, cortes, prints y simbolismos. Ese documento guía la intención detrás de cada pieza. “Creo que es mi propio camino, el que deseo compartir de alguna manera, y también el trabajo interno que realizo para poder ser mejor cada día".
Concibe la moda como una herramienta emocional. A veces lo dice con humor, pero siempre con convicción. “Para mí, la moda es una herramienta que te ayuda a construir un personaje. Siempre digo que dependiendo qué prenda te pongas es cómo te vas a sentir, o sea, todo afecta”. Esa idea atraviesa todo su obra: la ropa influye en el ánimo y en la manera de atravesar el día. Si una mujer necesita poder, habrá un saco que sostenga ese impulso. Si busca calma, encontrará suavidad.
Lo femenino —en su sentido más amplio— es el centro de su propuesta. “Me encanta lo que la mujer significa en el mundo y lo femenino que todas llevamos, aunque lo tratamos de cubrir por cómo la sociedad nos ha hecho”.
Sus colecciones tienen alrededor de 31 piezas y salen dos veces al año. Parte de su materia prima proviene de Europa, pero también integra técnicas locales. Algunas piezas se elaboran completamente a mano. Ese equilibrio da a sus creaciones una identidad reconocible.
En ese recorrido, la marca llega ahora a Nostalgia, su colección número 21, una propuesta que profundiza en la memoria, el tiempo y la conexión emocional que subyace en cada uno de sus diseños. La colección se construye con organzas ligeras, sedas drapeadas, crepés suaves, bordados en tul, linos con perlas y los listones que ya distinguen su estética. Los estampados, pintados a mano por la propia diseñadora, representan recuerdos compartidos, belleza efímera, resiliencia y la transformación personal que guía su universo creativo.
Nostalgia aparece como una continuación natural de HABITO, AWAKE y EVOLVE, las tres colecciones que narran el viaje introspectivo de la marca y que hoy viven en su showroom. Cada pieza de este nuevo capítulo sostiene la intención de trascender la moda y el tiempo, reafirmando su compromiso con una feminidad auténtica y una sensibilidad que se expresa desde adentro.
El corazón operativo de la marca es Estudio Ocho Premium, su propio taller. Lo abrió desde su segunda colección porque la manufactura local no sabía trabajar con ciertas telas. Allí entrenó a su equipo y resolvió lo que afuera nadie podía. Hoy, entre la marca y el taller, trabajan 30 personas, la mayoría guatemaltecas.
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Su expansión internacional creció de forma natural. Las piezas pueden comprarse en su página web y en tiendas de Estados Unidos como Scarpa, en Charlottesville, Virginia. La marca forma parte del e-commerce parisino Aizu y este año inició una nueva etapa de expansión que avanza sin prisa, pero con claridad.
Cuando se le pregunta qué quiere dejar a quienes se acercan a su marca, su respuesta es precisa y directa. No busca protagonismo personal. “No quiero que me recuerden a mí, sino que cuando piensen en Lia Cohen se recuerden a ellas mismas”. Esa frase resume su propósito: la marca existe para amplificar a las mujeres que la usan, no para colocarse por encima de ellas.
En un mundo saturado de ruido, Lia apuesta por la autenticidad. Su trabajo parte de su propia historia, pero se completa en cada mujer que viste una de sus piezas. Ella construyó una marca para acompañar, no para imponerse. Y allí, en esa honestidad, radica su fuerza. (I)