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El pasado sábado 4 de octubre, mientras hacía su monólogo inicial como presentador invitado en el clásico programa de humor estadounidense, Saturday Night Live, Bad Bunny lo dejó en claro. Ante las críticas recibidas por cierto sector conservador de su país porque él va a ser la estrella del show del medio tiempo del Super Bowl de 2026 —el partido final de la National Football League que define al campeón del año—, le dijo a la gente que tenía “cuatro meses para aprender español”.

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Eso, en este momento particular que se vive en su país, es un gesto político. “¡Qué gran ser humano es Benito, más allá de Bad Bunny!”, dice Justin Borbor, periodista guayaquileña y fanática del puertorriqueño desde sus inicios. “A través de su música está enmarcando algo que políticamente se ha visto manchado por el tema de Donald Trump y su trato a los migrantes (…) Él está pensando en los latinos, porque estamos sufriendo por estos temas de migración”, concluye. 

Eso ha sido parte de un proceso que en 2025 lo está convirtiendo en uno de los artistas más escuchados en el mundo, que además aprovecha su plataforma para decir cosas sobre lo extraño que está sucediendo. Un camino que ha recorrido de manera progresiva este artista, nacido en Puerto Rico el 10 de marzo de 1994, cuando desde 2017 las disqueras se fijaron en las canciones que subía a Soundcloud y lo firmaron. 

The 2023 Met Gala Celebrating "Karl Lagerfeld: A Line Of Beauty".
The 2023 Met Gala Celebrating "Karl Lagerfeld: A Line Of Beauty". GETTY IMAGES

Al inicio, dueño de esa voz grave particular y melódica y creador de canciones que invitaban al baile, revolucionó lo musical y la imagen de cómo debía verse un artista. Por ejemplo, hoy son clásicas sus apariciones en el Billboard Latin Music Awards de 2019 y 2020, en los que cuestionaba los atuendos ligados a los roles de género a través de los accesorios y uñas pintadas, y reconectaba con la moda callejera latina, llevándola a la alfombra roja; así como su impactante aparición en la Met Gala de 2022, vistiendo un impresionante mono de trabajo crema, creado por Riccardo Tisci para Burberry. 

Con el tiempo, tanto en su música como en sus atuendos, él empezó a decir más. En sus discos y presentaciones en vivo decidió hablar y señalar problemas sociales cada vez más impactantes. En Un verano sin ti (2023), publicó la canción Andrea, un firme alegato en contra de la violencia machista y los femicidios. 

Justin Borbor tiene una sobrina de 17 años que está fuertemente vinculada al tema de la eliminación de la violencia hacia la mujer. Cuando se puso a escuchar Andrea, algo cambió: “Me dijo: wow, realmente está diciendo que se deben respetar a las mujeres”, cuenta Borbor. Para ella se trata de aprovechar la plataforma “para que estas nuevas generaciones sepan que todos tenemos que protestar ante lo que pasa en el mundo y no está bien”. 

A inicios de 2025 lanzó su más reciente disco, “Debí tirar más fotos”, donde la crítica a la gentrificación en Puerto Rico y el relato nacionalista e independiente de la isla tienen gran presencia. Eso se tradujo en su imagen, también. En el Met Gala de 2025, apareció vestido de un traje café de Prada, acompañado por un broche de la flor de maga, la flor nacional de Puerto Rico, así como con un sombrero diseñado por Neysha de León, que referenciaba a la pava boricua, que usan los campesinos del interior montañoso, llamados jíbaros. 

The 2025 Met Gala Celebrating "Superfine: Tailoring Black Style"
The 2025 Met Gala Celebrating “Superfine: Tailoring Black Style”. GETTY IMAGES

De una residencia en Puerto Rico al Super Bowl

Cada vez que Benito Antonio Martínez Ocasio rompe algún récord o hace algo que nadie o muy pocos artistas han hecho en el mundo, en Ecuador surge un chiste que, de tanto repetirse ya es un meme. Por ejemplo, luego del reciente anuncio de que Bad Bunny será el músico encargado del show de medio tiempo del Super Bowl en 2026, enseguida apareció ese dato extraño que tiene que ver con este país y con cómo, en menos de una década, Bad Bunny se ha convertido en una estrella mundial innegable.

Sí, para 2026, Bad Bunny será el único artista en el mundo que habrá tocado en el Super Bowl y en Mucho Lote, un barrio popular al norte de Guayaquil. 

En 2017, Benito ya estuvo en Ecuador y dio un concierto para centenares de personas —como parte de un cartel de varios intérpretes de trap— que pagaron entre US$ 20 y US$ 50 para escucharlo. El 8 de febrero de 2026, en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California, habrá gente que lo verá por aproximadamente 13 minutos y podría pagar desde US$ 2.500 por una entrada.

Bad Bunny es hoy lo más grande, una estrella gigante que mira hacia lo latino. Al ser “uno de los artistas más populares del planeta que entiende que globalizarse significa abrazar lo local”, como escribe María Sherman en un texto para Los Angeles Times, Bad Bunny armó una residencia de 31 conciertos en el Coliseo de Puerto Rico, en San Juan, capital de su país. No hizo gira para promocionar su exitoso disco “Debí tirar más fotos”, decidió no tocar en Estados Unidos, le dijo a la gente que, si querían verlo, que lo fueran a buscar.

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La razón que esgrimió para hacerlo fue política, ligada a las redadas migratorias en Estados Unidos en contra de latinos: “Estaba el problema de que el maldito ICE podría estar fuera (del concierto). Y eso es algo que hablamos y que nos preocupaba mucho”, dijo en una entrevista a la revista i-D, el pasado 10 de septiembre. 

Y la gente fue a Puerto Rico. Las primeras ventas de entradas inyectaron US$ 200 millones a la economía puertorriqueña y después de todos los conciertos —que concluyeron el 21 de septiembre, con un show que se transmitió en vivo a través de las plataformas Amazon Prime Video y Twitch— los números fueron más contundentes. Según un estudio de la empresa de investigación de mercado, Gaithier International, el ingreso de medio millón de personas a Puerto Rico para los conciertos, significó una circulación de US$ 733 millones en la isla.

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“La residencia fue más que solo una serie de conciertos —escribió Danica Coto para AP—. Fue el final de una extensa carta de amor que Benito le dedicó a Puerto Rico. Capturó lo que significa ser puertorriqueño, deleitarse con la belleza de la isla, defender su tierra y luchar por su gente”.

“Que haya hecho esa residencia me parece muy interesante”, dice el músico ecuatoriano Fabrikante. Sin embargo, él es mucho más cauto al referirse sobre la representatividad latina de Bad Bunny, no tanto por la validez de sus intenciones, sino por la capacidad que tiene él para expresarlas. 

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“Él puede hacer esas cosas porque es parte de una maquinaria gigante. Casi siempre nos olvidamos que Puerto Rico es un país que es un estado de Estados Unidos, así que la gente de ahí no tiene que pasar las penurias que pasamos la gran mayoría de latinos para migrar a Estados Unidos, por ejemplo. Ellos son legales y son parte de la misma industria musical que, en los últimos 20 años, se ha instalado en el mundo”, dice Fabrikante.

Para él es importante que artistas como Bad Bunny o Residente digan cosas que hagan pensar a los más jóvenes, “pero para mí son gringos. Es decir, pueden vivir sus cosas turras, pero como son de allá tienen una posibilidad de crecer porque hay una industria, algo que no sucede con el resto de latinos”.

Lo que va a pasar en el Super Bowl se percibe como revolucionario. Bad Bunny es el artista que canta en español más escuchado en plataformas de streaming en todo el mundo y el pasado 6 de octubre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó a criticar su presentación en ese evento: “nunca he oído hablar de él, no sé quién es. No sé por qué lo hacen. Es una locura”.

“Él está llevando a la palestra pública un tema que socialmente ha estado pasando y qué mejor forma de protestar que hacerlo en el mismo Super Bowl”, sintetiza Justin Borbor. Quizás cantar en español sea suficiente para hacer crítica hoy. (I)