Lia Kemendi
Lia Kemendi Cortesía

Lia Kemendi es la mezcla viva de la moda y la danza. Esta coreógrafa, bailarina y modelo ha trabajado con más de 40 marcas de élite en desfiles y proyectos internacionales. De origen rumano y raíces alemanas, Lia se vio influenciada por el universo de su madre. Ella también fue bailarina y fundadora de su propia escuela de ballet. Fue allí donde, una Lia de tres años, dio sus primeros pasos en este mundo.

Con tan solo 10 años, se ganó una beca para estudiar en la Escuela Nacional de Budapest. Tras completar su formación, regresó a su país para bailar junto a la Ópera Nacional. Fue entonces cuando empezaron a llegar oportunidades de modelaje. “Mis padres no estaban tan felices. Ellos pensaban que debía enfocarme en una cosa, en este caso el baile. Aun así acepté y lo disfruté mucho”, señala en una entrevista con Harper’s BAZAAR Ecuador. 

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Su primer encuentro con la fusión entre ambas disciplinas llegó a los 17 años, cuando recibió una solicitud inusual: participar en la apertura de una pasarela del diseñador romano Razvan Ciobanu. El primer look tenía contemplado un zapato muy parecido a las zapatillas de punta, utilizadas en el ballet. Según Lia, ninguna modelo podía caminar en ese calzado, por lo que decidieron apostar por una bailarina. “Para mí fue impresionante ver su reacción, me decían que irían a verme en el teatro. Fue llegar a un grupo más grande, ya no solo a la gente que conoce sobre danza clásica”. 

Lia Kemendi
Cortesía de Lia Kemendi

La caminata de Lia era distinta. No solo lucía la ropa, la hacía cobrar vida a través de sus movimientos. Encarnaba la historia de la pieza. Con su participación en este show, empezaron a llegar más oportunidades en el modelaje. En ese momento, su carrera como bailarina también despegó. Obtuvo un contrato con un teatro de Berlín por lo que se mudó a Alemania. “Fue un momento difícil porque era complicado equilibrar ambas experiencias. El teatro ya no me daba permiso para hacer otros trabajos. Luego tuve una gran oportunidad con Hugo Boss y en mi otro espacio laboral me dijeron que no”.

Lia decidió enfocarse en la moda. Esa decisión le permitió desarrollarse como coreógrafa y colaborar con marcas como: Dior, Chanel, Lacoste, Jil Sander, Valentino Garavani, Hermès… Para ella, la moda y la danza son dos mundos que se conectan fácilmente. 

“Todo se trata sobre la belleza y la estética. En el baile es lo mismo. Nosotros traemos, a través de nuestros movimientos, esa belleza”.

Lia explica que esa percepción y sensibilidad corporal a la que los bailarines están acostumbrados les da un plus al momento de modelar la pieza. “Nosotros jugamos con el material, contamos historias, ponemos nuestra alma en la pasarela”. En sus proyectos con diseñadores, esta artista conecta con cada colección, sumando una propuesta coreográfica, donde la música, las piezas, el material y el concepto dialogan en armonía.

Lia Kemendi
Cortesía de Lia Kemendi

Existe una dualidad en su trabajo. Lia admite que hay una parte de bailarina y otra que la describe como mujer. “A veces tengo que contener un poco a la bailarina cuando solo estoy caminando en la pasarela. Siento que es otro nivel de intensidad, porque para mí caminar no es lo mismo que bailar. Cuando abro un desfile, puedo dejar que la danza fluya y eso cambia todo. Siempre busco entrar en el personaje, sentir la energía de la prenda y dejar que sea la ropa la que me guíe”. 

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Su sueño –ahora que genera proyectos inmersivos de moda– es seguir incluyendo a más colegas en esta práctica. “En Alemania tengo un grupo de bailarines y, en la última ocasión en la que colaboramos con Dior, nos dieron libertad creativa. Pudimos utilizar zapatillas de punta”. 

Lia Kemendi
Cortesía de Lia Kemendi

Lia visitó Ecuador el mes pasado para presentar un show inmersivo junto a la diseñadora Lorena Cordero. Para ella, visitar países a través de su arte es una manera de compartir con cada cultura. 

Sobre el futuro de la danza en la moda, ella sabe que todo es cíclico. Existen temporadas altas donde los diseñadores buscan bailarines para dar movimiento a sus shows; y otras en las que solo necesitan modelos. Sin embargo, cada vez la línea que separa a estos dos mundos se vuelve más difusa y complementaria. (I)