Si la moda se trata de transformación, Bowie era el rey. No le importaba estar a la moda. Siempre estaba a años luz de las tendencias porque él las creaba. Usaba la moda como herramienta en su trabajo, pero no le interesaba seguir al resto. Es esta visión la que lo convirtió en uno de los íconos de estilo más magnéticos de todos los tiempos; y la razón por la que el Museo Victoria & Albert East Storehouse lo ha elegido como protagonista de un nuevo centro.
“Bowie siempre estaba adelantado a su tiempo y la mayoría de los diseñadores aspiran a ser así de alguna manera”, dice Lucinda Chambers, cofundadora de Collagerie y fan de Bowie desde hace mucho tiempo. “La moda trata sobre cambio y transformación y Bowie era el maestro de eso. Fue un precursor, no solo en su apariencia física, sino en su música. Nada permanecía igual y nunca miraba atrás. Cada álbum y cada persona eran tan completos y, al mismo tiempo, tan conmovedores y significativos".
Me introdujeron al mundo de David Bowie cuando tenía alrededor de cinco años. Mis padres me sentaron frente a la película de 1987, The Labyrinth, en la que él interpreta al Rey Goblin, una película a la que, con los años, he expuesto a demasiados amigos. Me aterrorizaba este hombre, que secuestraba niños y los llevaba a su castillo lleno de goblins, pero también me fascinaba el universo que había creado. Por supuesto, fue Jim Henson quien estuvo detrás de The Labyrinth, pero para una niña de cinco años, Bowie era el corazón de todo: un portal a la magia y la fantasía, un lugar donde (spoiler) las niñas nerds salvaban el día.
“La moda se trata de cambio y transformación y Bowie era el maestro de eso”.
Con el tiempo, dejé de tenerle miedo y me obsesioné con él. Su música se convirtió en la banda sonora de mi vida, acompañando mis momentos más difíciles y los más felices. Siempre estaba dispuesto a bailar, pero también evitó que muchos de nosotros nos sintiéramos solos. En Rock n Roll Suicide me decía que tomara sus manos y Kooks, la canción que escribió sobre su hijo Duncan Jones, fue la canción de cuna de mi hijo. En Let’s Dance me hizo sentir que el simple acto de bailar era profundo y afirmaba la vida. Me enseñó que la escritura concisa es la mejor (todavía estoy trabajando en ello). ¿Hay alguna letra de amor más precisa que Absolute Beginners: I absolutely love you? Sin duda, he vivido dentro de las canciones de Bowie.
A principios de mis veintes, leí tantas entrevistas de Bowie como pude, intentando entender al hombre detrás del arte y su perspectiva de la vida moldeó la mía. Absorbía la cultura y se interesaba por todo y todos. Era flexible y se relacionaba con el mundo. Amaba la moda, prueba viviente de que el hombre hace la ropa, no al revés. No le importaba ser un outsider; de hecho, lo abrazaba y lo convertía en algo cool.
La imagen de un hombre desalineado, con cabello largo, caminando por Beckenham con un vestido y botas de tacón, llamaría la atención hoy y mucho más a comienzos de los 70. No temía experimentar ni cometer errores. “Era él mismo sin complejos”, dice Sir Paul Smith, quien además de estar influenciado por Bowie, también fue su amigo.
“Nunca tenía miedo de asumir riesgos, lo cual es único y admirable. Siempre me interesó más su estilo personal, menos los disfraces y la vestimenta escénica, que también eran increíbles, por supuesto".
A lo largo de los años, Bowie influyó en innumerables diseñadores, incluidos Alexander McQueen, Hedi Slimane, Pam Hogg, Gareth Pugh y Tommy Hilfiger. Su creatividad inagotable ofrecía un manantial constante de inspiración. Bowie cambiaba de persona con frecuencia, desde el Ziggy Stardust de cabello llameante hasta el más efímero Aladdin Sane y el elegante Thin White Duke. “Disolvió los límites entre vestuario, identidad y performance”, afirma Madeleine Haddon, curadora principal del David Bowie Center, que alberga el impresionante archivo del artista con 90.000 piezas.
Contiene casi 500 de sus espectaculares trajes y accesorios, incluidos 414 conjuntos. “Lo que hace que su legado sea tan duradero es su compromiso inquebrantable con la libertad creativa y su negativa a ser categorizado. Invitó a su audiencia a abrazar esa misma libertad. Para quienes se sentían como outsiders, su audacia ofrecía un modelo de autenticidad. Bowie convirtió el estilo personal en un lienzo para la experimentación, principios que siguen definiendo la moda y la cultura hoy en día".
Una de las maneras en que Bowie nos enseñó a vestir a generaciones fue mostrando que puedes probar algo y luego cambiarlo. Ninguno de nosotros está atado a un estilo específico, del mismo modo que no estamos ligados a una carrera determinada.
Bowie fue un modelo de evolución, la encarnación de avanzar cuando algo deja de servirte. “Me dio permiso para probar cosas, cambiar de persona, experimentar y no temer al ridículo. Una lección temprana e importante de la vida. Si alguna vez te sentiste un poco fuera de lugar en el mundo y, seamos honestos, la mayoría lo hace, fue la primera vez que esa sensación no solo era aceptable, sino que además era genial", dice Chambers.
Más de 50 años después del lanzamiento del álbum que lo catapultó, The Rise and Fall of Ziggy Stardust, Bowie sigue inspirando a las nuevas generaciones. En TikTok, un video de Bowie cantando en The Labyrinth ha acumulado 6,2 millones de reproducciones. Al desarrollar el David Bowie Center, el equipo de curaduría del V&A East trabajó junto a jóvenes de 18 a 25 años de los cuatro distritos olímpicos: Hackney, Newham, Tower Hamlets y Waltham Forest. Una vez inmersos en el universo de Bowie, quedaron cautivados.
“El centro resalta aspectos del legado de Bowie que conectan profundamente con las nuevas generaciones”, explica Haddon.
“Uno de ellos es su identidad como creativo multifacético: músico, escritor, diseñador, actor y artista visual que resistió ser categorizado, al igual que los jóvenes creativos de hoy, quienes buscan trabajar en distintas disciplinas sin estar confinados a una sola identidad. Otro tema clave es su influencia en la cultura contemporánea: su legado de experimentación, autoexpresión y reinvención habla directamente de las libertades y desafíos que enfrentan los jóvenes mientras construyen sus propias identidades creativas", enfatiza Haddon.
Pregúntale a cualquier fanático de Bowie y te hablará de su admiración de manera muy particular. Todos los que lo aman sienten que tienen una conexión especial con él, que los entendía. Para Sir Paul Smith, sus aprendizajes fueron tanto personales como profesionales. “Era un maestro reinventándose a sí mismo y creo que eso también es muy importante en mi trabajo".
Me temo que Bowie no me convirtió en alguien que experimente de manera extrema con la ropa. Si acaso, su influencia más fuerte en mí ha sido su sastrería (uno de mis favoritos es el traje marrón chocolate de doble botonadura que llevó en la contraportada de Pin Ups de 1972, así como el estilo azul hielo de Freddie Burretti que lució en el video de Life On Mars).
Lo que muchos olvidamos es que Bowie pasó una década en los años 60 intentando seguir las tendencias, vistiéndose primero como un dandi, luego como un cantautor folk y no funcionó. Nadie le prestaba atención. Fue solo cuando creó a Ziggy Stardust que su trayectoria cambió. En la vida y en el estilo, Bowie aprendió de primera mano que llegar a ser uno mismo es un trabajo en progreso que nunca termina realmente.
El David Bowie Center del V&A East ya está abierto al público de forma permanente.
Este artículo salió originalmente en Harper's BAZAAR Reino Unido.