La manicura tradicional es la menos solicitada en estos días. El simple hecho de tomar la cartera, pagar o abrir el auto puede dañar el diseño en un esmalte tradicional. Ahora se aplican técnicas –como el esmalte semipermanente, las de gel o las acrílicas–, que tienen mayor durabilidad y ayudan a lucir unas uñas en buen estado.
Para Jorge García, educador internacional certificado, las uñas son un reflejo de nuestro cuidado. “Todo proceso químico tiene una consecuencia”, afirma el experto, al hablar sobre las distintas opciones disponibles en el mercado. Lo importante es desmitificar algunos mitos y prejuicios sobre este ritual de belleza.
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La manicura simple, aquella que solo incluye la limpieza de las uñas y la extracción del exceso de piel también tiene riesgos. Pese a no requerir ningún producto químico, la uña igual está expuesta. Utilizar herramientas inapropiadas, no esterilizadas, cortar exceso de piel… pueden ocasionar un debilitamiento.
Las uñas tienen varias capas y cualquier técnica mal aplicada puede afectarlas. Es un daño temporal porque la uña crece y se recupera a medida que se corta la parte dañada. 5,5 milímetros es el crecimiento promedio mensual de una uña. Por ello, cualquier mantenimiento debe realizarse cada tres semanas para evitar que el crecimiento afecte los procedimientos artificiales.
Según García, la técnica menos invasiva es el esmalte semipermanente. ¿Por qué no es el esmalte tradicional? La respuesta es simple. El tradicional tiene químicos como el xileno, el tolueno, los parabenos y el alcanfor que son nocivos para la piel. Sin embargo, se popularizó su uso por su fácil aplicación y su bajo costo. Pero eso no significa que no sea nocivo. Un técnico de uñas debe analizar la calidad de la uña y el estilo de vida de la persona para saber qué procedimiento es el que le conviene.
¿Por qué se cree que el esmalte semipermanente es perjudicial? García explica que en Europa se prohibió el uso de uno de los componentes de estas pinturas, pero los resultados han sido refutados. Las pruebas se hicieron sobre roedores, quienes ingirieron el esmalte en grandes cantidades (lo que no ocurre con los humanos). Así se atribuyeron problemas como la infertilidad y el cáncer.
Los esmaltes semipermanentes tienen TPO que es un fotoiniciador. Este es el responsable de que el esmalte se adhiera a la uña cuando está en contacto con la luz de la lámpara. El porcentaje permitido de TPO es 5 %, según el portal Upsala Cosmetics. En los envases de 15 ml se tiene, aproximadamente, un 4 % de este componente. Mientras mejor es la calidad del esmalte menor cantidad de TPO tiene.
García calcula que en una aplicación se pone alrededor de 3 ml, con tres capas de esmalte. Lo que significa un 4 % de TPO, una cantidad mucho menor a la permitida. Es decir, una buena aplicación y el retiro apropiado protegen la uña y el cuerpo en general.
Otro aspecto importante es no limar en exceso. García señala que esto es parte del proceso de limpieza y no una consecuencia de la técnica. Portales como Upsala Cosmetics atribuyen los daños en las uñas a las malas técnicas de aplicación, no a los procedimientos en sí. Ahora, también está de moda la aplicación de una base rubber (base de caucho) para proteger la uña. Por ejemplo, al utilizar gel existe un nivel más alto de toxicidad y esta base es ideal para quienes usan técnicas más fuertes o simplemente necesitan mayor estructura.
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Ten en cuenta que los procedimientos más invasivos son las acrílicas, las de polygel y las de gel. Las tres tienen una duración de una a dos horas dependiendo del diseño y el costo, entre ellas, varía muy poco. El acrílico con un solvente se retira y no es necesario limar. Lo que sí sucede con las de polygel o gel.
Respetar los tiempos de mantenimiento y los pasos de aplicación y de retiro es indispensable para que tus uñas se mantengan fuertes y sanas, sin importar la opción que utilices. No tengamos miedo a la técnica, sino a una mala aplicación. (I)