Dos marcas especializadas en aromaterapia en Ecuador profundizaron sobre cómo los aromas influyen en el cuerpo y en el estado emocional. Aromalab, con más de 10 años en el mercado, se enfoca en la creación de fragancias y tecnologías de ambientación. Desde su experiencia, indican que un aceite esencial verdadero es un extracto 100 % natural obtenido directamente de plantas y que –gracias a esa composición botánica compleja– puede acompañar momentos de calma o concentración, aportando una sensación de bienestar al espacio.
“Los aromas influyen directamente en cómo nos sentimos”, señala Fernanda Maldonado, gerente Comercial de Aromalab.
En Arôms Natur, una empresa que también trabaja con neurocosmética y nutricosmética, María de los Ángeles Luque, técnica especialista y aromaterapeuta, explica que “los aceites esenciales actúan a nivel neurológico al conectar el sistema olfativo con el límbico”. Este último es el encargado de regular emociones, memoria y parte del estado de ánimo. Además, modula respuestas que pueden reducir el estrés y la ansiedad. Para Luque, “también se producen respuestas fisiológicas como cambios en la presión arterial, liberación de neurotransmisores, como la serotonina y las endorfinas, y una mejora en la calidad del sueño”.
Para empezar con estos productos es imprescindible verificar que sean parte de la aromaterapia científica, estén certificados y cuenten con trazabilidad y documentación técnica confiable.
También, deben estar diluidos en aceites vegetales. “Los aceites puros nunca deben aplicarse directamente sobre la piel porque pueden causar irritación o sensibilidad”, comenta Maldonado.
En cuanto a su uso –según la edad o condición– se recomienda emplearlos únicamente en niños mayores de tres años, principalmente de lavanda o de naranja dulce. En adultos mayores o personas con patologías, es importante contar con aprobación médica previa. Para hombres y mujeres sanos, estas terapias suelen ser seguras, siempre que se utilicen correctamente.
¿Cómo se aplican?
Existen varias formas, según la necesidad que se quiera atender. La vía tópica como roll-on, bálsamos o cremas. Se recomienda para necesidades puntuales, ya que al aplicarse en zonas específicas el efecto suele ser más directo y eficaz. A través del olfato, por ejemplo, con difusores, el aroma se vuelve ambiental y compartido, creando una atmósfera general y accesible para más personas. Por último, está la vía oral, que debe hacerse siempre bajo la guía de un aromaterapeuta certificado y utilizando un soporte neutro para su dilución.
“Los aromas frutales y limpios son los más preferidos en Ecuador porque transmiten frescura, alegría y esa sensación inmediata de bienestar cuando entras a un espacio”, añade Maldonado. Entre los aceites esenciales más buscados se destacan:
- Lavanda, asociada al alivio del estrés, al descanso y a la relajación muscular.
- Bergamota, eleva el estado de ánimo y ayuda a manejar la ansiedad
- Manzanilla, conocida por calmar la irritabilidad, mejorar el sueño y reducir la inflamación.
También son muy populares la menta, que refresca, despeja la mente y alivia cefaleas; y el limón, elegido por su energía luminosa, su claridad mental y su capacidad para purificar los ambientes. En conjunto, estas notas se buscan porque aportan una sensación instantánea de ligereza y armonía al entrar en un espacio.
El momento del día influye en cómo percibimos un aroma y en la energía que necesitamos recibir. Al iniciar la jornada solemos buscar claridad mental y los cítricos se vuelven aliados naturales para activar la mente. Luque asegura que “por la mañana podemos usar limón o bergamota en difusión para favorecer la concentración”.
En cambio, en la noche, el cuerpo tiende a buscar descanso y relajación. “Se recomiendan baños calientes, poner los aceites en el difusor o realizar masajes con lavanda o manzanilla”, señala la especialista, destacando que estos aromas ayudan a soltar tensión, calmar el sistema nervioso y acompañar una transición más suave hacia el final del día.
Estos hábitos, incorporados con intención y conocimiento, pueden influir de manera profunda en el día a día, benefician el cuerpo, equilibran la mente y aportan sostén emocional.
“Es necesario escuchar y entender las necesidades del cuerpo para hacer un tratamiento personalizado y ser constante”, concluye Luque.
¡Recuerda! Esa coherencia interna también se refleja en los espacios que habitamos, donde el aroma juega un rol clave. “Te permite hacer el ambiente tuyo, darle identidad, convertirlo –según Maldonado– en un lugar donde te sientes cómodo y acompañado”. (I)