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Olvida el outfit: aquí está el secreto del entrenamiento

Para tener un buen entrenamiento no se necesita al instructor más trendy, el espacio más instagrameable o el outfit más costoso. Al contrario, se necesita el coach más preparado para nuestros objetivos, donde la personalización es un factor clave a considerar.

Por Vanessa Burbano Pazmiño

Entrenamiento — Cortesía

Hace unos años el lujo dejó de ser el vestido de gala, los zapatos de tacón y los diamantes. En la actualidad, se encuentra en los outfits deportivos, en los entrenamientos que realizamos y en los gadgets que compramos. Nos llegó la fiebre del fitness y encontramos el deporte que más se acopla a nuestras necesidades. Por eso hay tantos grupos de running, de pádel, de pilates, de barré... Si bien es importante tomar como referencia el presupuesto que vamos a asignar a esta actividad, hay otros factores que se deben analizar.

Tener un mal instructor puede causar una lesión y seguro ese gasto es mayor que la mensualidad de un lugar certificado. “No es solo moda, es técnica”, explica Daniela Iturralde, coach certificada por la escuela internacional Merrithew STOTT PILATES®, quien además detalla las características que debe tener un coach o un centro de ejercicios.

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Con quién y cómo entrenamos es decisivo porque estamos poniendo en riesgo nuestra salud. Para Iturralde, no solo quienes tienen la motivación y la disciplina pueden ser instructores. Estos deben tener la formación para corregir los errores y no reforzar patrones equivocados, que provoquen lesiones a mediano o largo plazo. Una clase barata puede salir (en el futuro) más cara cuando pierdes tu bienestar. Tomando como referencia los datos de Expatistan, el costo promedio de un gimnasio en las zonas de alta plusvalía en Quito es de US$ 58 mensuales. Por otro lado, una consulta médica está en US$ 45, según DoctorAnytime. Esto sin agregar el costo de la rehabilitación o cualquier otro tratamiento adicional. 

Fotografía: cortesía

Hacer que la gente sude y termine dolorida (uno de los mitos sobre el éxito de una clase), es lo más fácil. Iturralde comenta que “cualquiera puede cansar a un grupo en 50 minutos y más aún si el espacio es pequeño”. Por eso hace énfasis en los ejercicios conscientes, con movimientos estratégicamente armados, pensados en progresión, seguridad y resultados sostenibles. Esa es la diferencia entre un improvisado y un profesional: el primero solo te agota, el segundo transforma tu cuerpo desde la raíz.

El verdadero valor está en cuánto gana tu cuerpo en funcionalidad, postura, fuerza inteligente y capacidad de moverse sin dolor. Un buen ejercicio no busca dejarte agotado al día siguiente, busca darte un cuerpo que te responda toda la vida. Por eso, los instructores certificados garantizan un estándar técnico, pedagógico y de seguridad.

Hoy tenemos una competencia desleal porque a veces el branding y los costos nos confunden a la hora de decidir con quién entrenar. Así como los hoteles boutique, la exclusividad de los estudios y gimnasios con poca gente es otro lujo: clases reducidas, atención personalizada y un entorno donde realmente se cuida la salud del alumno. 

Fotografía: cortesía

Según Expatistan, un quiteño gasta en promedio, mensualmente, US$ 111 en ropa deportiva y US$ 113 en zapatos de ejercicio. Pero, en definitiva, el verdadero lujo no está en los leggings, en el calzado de marca o en el smartwatch de última generación: está en ponerte en manos de un profesional certificado. Invertir en un instructor que se interese por tu bienestar de forma integral, será fundamental cuando lleguemos a la tercera edad. 

Lo mismo sucede con otras actividades, como el running. Para José Carrión, coach certificado Adidas, la honestidad es la base de una buena preparación. Es importante identificar cuáles son nuestros objetivos (por ejemplo, correr una maratón). En función a esto el instructor debe organizar un plan de entrenamiento. Carrión señala que una alarma sobre un mal running coach es que solo te haga correr. El fortalecimiento es igual de importante que los días de larga distancia. Además, hace énfasis en que debe guiarte en la elección de los zapatos, que son igual de relevantes en esta actividad: se deben acoplar a tu pisada, a la intensidad y a la frecuencia de uso. 

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“Para una salida social no ponemos excusas sobre la distancia, el precio o el tiempo. Lo mismo debemos aplicar al cumplimiento de tus rutinas”, dice Carrión, al mismo tiempo que enfatiza en la interacción física. “Como con el médico, debe existir esa química y complicidad. No todos los profesores son para todos, por más que estén certificados y tengan una buena metodología”.

Fotografía: cortesía

El nuevo lujo del fitness está en buscar una mejor calidad de vida. Si bien el outfit y los gadgets nos funcionan a nivel motivacional, cuando vayas a escoger a tu coach tómate el tiempo de analizar si te va a dar la personalización que te mereces. Ejercitarte en equipo siempre será más divertido, pero no pongas en riesgo tu rendimiento. Recuerda, no haces actividad física solo para lucir un outfit instagrameble, sino para tener una mejor calidad de vida. (I)