Quitofest

La Bersuit en Quito: "los viejos funcionan"

La banda argentina, que nació en 1988, estuvo hace pocos días de visita en Quito y fue el acto principal del segundo día del Quitofest.

Por Eduardo Varas Carvajal

Cortesía Quitofest — Quitofest

¿Un grupo que en 2028 cumplirá 40 años de existencia todavía hace una prueba de sonido? Es decir, ¿todavía los músicos van al lugar donde darán el show, se subirán al escenario y probarán los equipos para dejar todo listo para el concierto de ese mismo día, más tarde?

Hay una respuesta lógica a esta pregunta y es afirmativa, porque quizás no haya de otra cuando se trata de una presentación. Esa obviedad la repiten los integrantes de la Bersuit Vergarabat, un nombre inventado, que no tiene sentido alguno. “En un festival hacemos una prueba de sonido porque se usan herramientas de gran calidad y tenemos que encontrarnos en un escenario grande”, dice Juan Subirá, tecladista, uno de los miembros fundadores del grupo.

Daniel Suárez, cantante. Cortesía Quitfest

Daniel Suárez, uno de los cantantes, lo reafirma, pero lanza un “sin embargo”: “Seguramente por el equipo que tenemos podríamos prescindir de la prueba de sonido. De hecho, a veces, muy de vez en cuando, no la hacemos cuando estamos de gira, estamos muy cansados y nos quedamos dormidos, entonces van los pibes —los técnicos—, que ya saben y prueban…”.

Carlos E. Martín es el baterista, otro de los músicos fundadores, y lanza un matiz alrededor del tema: “Normalmente también se disfruta la prueba —“Sí, porque zapamos”, dice Suárez, usando ese verbo tan argentino que es sinónimo de improvisar—. A veces hasta salen ideas, composiciones, pero más allá de eso es ajustar fino y dejar todo listo para que no existan sorpresas en la noche”.

Los tres están en una de las salas de un hotel en el norte de Quito, donde reciben a algunos medios. En realidad, son cuatro: Germán “Cóndor” Sbarbati, el otro vocalista, también está presente. El pasado 29 de noviembre cerraron la segunda noche del Quitofest y, ese mismo día, estuvieron en el Parque Bicentenario haciendo la prueba de sonido.

Nano Campoliete, guitarrista. Cortesía Quitofest

Si hay algo que reconocer de la Bersuit es que es una agrupación que se toma en serio la música, que tiene uno de los cancioneros más relevantes de la movida latinoamericana y que –con casi cuatro décadas de carrera– no da nada por sentado. Ha sobrevivido cosas que han sido determinantes para otras bandas —en 2009 se separaron y dos años después volvieron, pero sin su cantante original, Gustavo Cordera— y siguen haciendo discos y tocando en vivo no como un acto plagado de nostalgia, sino como un grupo con vigencia, que sigue produciendo música. Bersuit Vergarabat suena muy bien en vivo y se toma en serio su sonido, así como las armonías vocales que, para un proyecto que mezcla rock con murga, cumbia, cuarteto, chamamé, bolero, reggae y otros, son su principal distintivo. 

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“Desde hace tiempo le prestamos mucha atención a las voces, a las armonías”, dice el “Cóndor”, quien hace referencia a una clásica banda argentina, Serú Girán, como ejemplo de lo que buscan en la parte vocal. “Tiene ese plus hacerlo”, sintetiza.

“Quiero destacar algo sobre la entrada de ellos —Subirá (tecladista) señala a Daniel y al “Cóndor” —, que fue en el año 96. Nosotros teníamos canciones que pedían un poco de ese trabajo coral, pero no teníamos el material humano para hacerlo. O sea, lo hacíamos de una manera un poco más grosera. Y cuando ellos entraron a la banda le dieron otro nivel al trabajo coral y eso luego se apreció claramente en los discos”.

Carlos E. Martín, baterista. Cortesía Quitofest

La música dedicada

Lo que siempre salta cuando se habla de Bersuit Vergarabat es su vertiente política. Porque está, sigue existiendo y es quizás ese sentido contestatario de clase trabajadora lo que se convirtió en el punto de entrada de los oídos de fanáticos en toda América y Europa. Canciones como Se viene, Sr. Cobranza, La argentinidad al palo, Vuelos… están ahí, son críticas a las fuerzas políticas, se esfuerzan por recuperar la memoria ante los horrores del poder y se enfocan en devolverle al pueblo el valor de la experiencia de un país.

Pero incluso detrás de ese sentido de protesta hay mucho humor, desde la ironía, que sigue estando presente en sus temas más recientes: “Estas siguen siendo herramientas fundamentales del lenguaje y nosotros también creamos desde la poesía, por eso las canciones no están únicamente hablando en serio, denunciando”, dice Carlos E. Martín. Lo secunda Subirá: “Tampoco estamos diciendo una verdad absoluta”.

Si se dice que esta es una banda enfocada solo en lo político, se estaría cometiendo un error. Hay mucha música que escuchar y prestar atención por debajo de las letras. Hasta 2009, la Bersuit había sacado nueve discos de estudio y uno en vivo. Desde su retorno, en 2011, ha lanzado cuatro álbumes. El más reciente es Cocoliche Life, publicado en 2024, que tiene todo lo que es el emblema de la banda: ese rock con guitarras bien arriba, mezclado con géneros latinos, pero esta vez cruzado por cierto devenir electrónico y dance. 

Nano Campoliete. Cortesía Quitofest

¿Una banda como esta tiene que ensayar mucho? Pues más que tener que hacerlo es algo que les gusta hacer. “Esta sigue siendo una banda que ensaya mucho, salvo cuando estamos de gira y llegamos y tenemos una semana de descanso. Nos solemos juntar dos o tres veces por semana. Estamos mucho en contacto”, dice Suárez.

“Eso sale por los parlantes”, lanza el “Cóndor” esa frase como una daga.

Cocoliche Life es un trabajo producido por el guitarrista Juan Bruno, el bajista Pepe Céspedes y esa gloria del rock de Argentina y de América Latina que es Alfredo Toth. Es la prueba de que el espíritu de la agrupación sigue firme y que ha encontrado en un disco de 14 temas una buena forma de manifestarse. Este es, tranquilamente, uno de sus mejores trabajos, que se puede escuchar de corrido.

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“Se trataba de hacer un disco que sea entretenido. Nosotros somos de la vieja guardia y nos gusta escuchar un disco completo”, dice Carlos. Con una seriedad de locutor de avisos para la comunidad, el “Cóndor” vuelve a intervenir: “Recomendamos ampliamente escuchar discos enteros”.

Carlos continúa, cuenta que se trata de que el disco tenga un recorrido rítmico y armónico, que vaya de un lugar a otro: “Debe ser fluido, que vaya paseando por distintos estados”. Y Cocoliche Life es eso.

La magia detrás de las canciones

Ellos no han perdido esa capacidad de hacer canciones que a la primera escucha ya se puedan cantar. Es como que tuvieran un conocimiento sobrenatural sobre lo que puede o no gustar. Su último disco inicia con Me la pego y solo una pasada es suficiente para estar cantando el estribillo. ¿Cómo lo hacen? 

“Nunca sabemos si una canción va a explotar con la gente, o sea, podemos pretender que una canción sea un hit, pero si tuviésemos esa sabiduría, sería mucho más fácil la vida de todos”, sintetiza el “Cóndor”.

Pero les ha pasado, ellos han hecho hits casi de la nada. Daniel cuenta que la canción Yo tomo —la que abre el disco Libertinaje, de 1998, y que significó su explosión continental— la hicieron en la previa de un recital. La empezaron en el camerino, la siguieron en la prueba de sonido y la gente, que estaba haciendo cola para ingresar, la estaba escuchando. Cuando la tocaron esa noche, el público ya se la sabía y la cantaba. Hay algo de magia en esto de hacer canciones que conecten con la gente.

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La Bersuit en vivo, en Quito. Cortesía Quitofest

“Cuando surge una idea que nos gusta, enseguida se nos pega, nos contagiamos, nos la cantamos, la recordamos. Aparece y vuelve a aparecer. Y cuando, por ejemplo, hay un estribillo así, pegadizo, pues tiene el destino de canción. Después habrá que completarla, ponerle el verso, ya el trabajo de gimnasia del grupo”, dice Carlos. 

Ellos siguen girando y dan shows porque es la música lo de ellos. El viernes antes del concierto en Quito descansaron para estar listos y no han dado signos de querer bajar la guardia. “Venimos de una gira hace muy poco en España muy intensa, de tocar cuatro shows seguidos en Barcelona, Mallorca, Ibiza y Madrid y nada, fue en muy poco tiempo y viniendo desde el sur de Argentina, desde la Patagonia, en un momento nos miramos con Carlitos, cuando ya había terminado todo, y nos dijimos: terminamos vivos”, ríe Daniel luego de decirlo.

“Cuánta energía, ¿no?”, acompaña el “Cóndor”.

“El último show de todo el tour fue uno de los mejores, sonamos increíble”, dice Carlos y fueron conciertos de más de 20 canciones. 

“Eso quiere decir que esto funciona”, interviene Juan Subirá.

“¡Los viejos funcionan!”, lanza la exclamación Daniel Suárez y quedan las risas para recordarlo. (I)