Probablemente ya los has visto, escuchado hablar mucho de ellos o incluso tienes uno en tu armario. Se dice que “es un clásico, un must-have atemporal”, pero la tendencia es un poco más compleja. Los trajes, al fin y al cabo, se han convertido en un símbolo de poder en la moda y de reinvención de la propia identidad femenina y, precisamente por eso, están en constante evolución. Hoy, en las calles y pasarelas, aparecen con siluetas maximalistas, colores inesperados y combinaciones fashionistas con bermudas o minifaldas que demuestran su fuerza expresiva. Piensa en Zendaya, Rihanna o Bianca Jagger y el look de sastrería se vuelve puro deseo, sin límites de generación o contexto.
El tema ya era tendencia entre los entusiastas del street style, pero conquistó la escena glam en la última noche del Met Gala 2025. Inspiradas por el tema del dandismo negro, las invitadas buscaron en el pasado la esencia de la elegancia excéntrica para vestir siluetas modernas. Históricamente, el look dialoga con la resistencia y el rechazo de estereotipos. Yves Saint Laurent “debatió” el tema a lo largo de toda su carrera (un legado que sigue en las pasarelas firmadas por Anthony Vaccarello) y revolucionó el mundo con sus propuestas de smokings y power suits entre los años 1960 y 1980. Hace pocas temporadas, la misma conversación dominó la colección de Dolce & Gabbana, evocando a las divas del cine que, dentro y fuera de la pantalla, usaron la sastrería como vestuario empoderado.
En 2025, la tendencia es una mezcla de sofisticación y comodidad, que revela una nueva reinvención del concepto sartorial, con tejidos ligeros, cortes adaptables y estilismos relajados para transitar entre diversos cuerpos y culturas. Como la propia idea de los “dandies”, la sastrería también se ha convertido en una filosofía versátil, abrazada con intelectualidad por Prada, sensualidad por Versace, irreverencia por Thom Browne y con rigor clásico por Giorgio Armani. Más aún, se ha vuelto el uniforme de los adeptos del quiet luxury, que buscan en los percheros de Ralph Lauren, The Row y Max Mara estilos eclécticos que reflejan la moda como resultado de un inconsciente político y social.
El furor por los trajes remixados (que pasaron de ser “comodines” a obsesión colectiva) también es una reacción al conservadurismo y a la urgencia de pertenencia. En marcas como Celine, Valentino y McQueen, la propuesta es suavizar lo masculino a partir de detalles femeninos, como blusas con volantes, pañuelos y corbatas que atan el equilibrio entre lo clásico y lo contemporáneo. Y es más que un puente entre pasado y presente. Es una forma fresca de vestir que se alinea con las necesidades estéticas e íntimas del momento: actual, deseada, fuerte y más relevante que nunca.
Este artículo salió originalmente en la edición de junio de 2025 de Harper’s Bazaar Brasil