Editorial

La paradoja del arupo: florecer cuando nadie lo espera

Los arupos tiñen de rosa a la época más seca de Quito, recordándonos que la belleza más poderosa surge en los momentos inesperados.

Por Cristina Maag

Pomarosa y Nuna Qori — FOTOGRAFÍA: ARMANDO PRADO

Quito es el mayor testigo de que el arupo es un árbol que desafía la lógica de la naturaleza y de la ciudad. Mientras la Capital atraviesa sus días más secos, cuando el sol golpea y la ciudad se reseca, los arupos deciden florecer con una intensidad inesperada. Sus flores rosadas caen y nos recuerdan que la belleza surge, muchas veces, en los momentos más improbables.

El arupo, con su contradicción vibrante, se convierte en una metáfora de resiliencia y valentía: no siempre se florece en primavera ni en condiciones ideales.

En este editorial, la moda dialoga con ese mismo espíritu. Prendas que, como los arupos, encuentran poder en lo inesperado, en la mezcla entre lo cotidiano y lo extraordinario. Cada look se funde con el entorno y celebra la capacidad de convertir lo ordinario en extraordinario. (I)

*Modelo: Dismanagement

Booker: Pietro Polít

Ropa y accesorios: The Designers Society 

Maquillaje: Elayne Pinto 

Peinado: Erika Olmedo 

Producción: Cristina Maag 

Asistente de Producción: Mishel Heredia