Inteligencia Artificial

Mi reflejo y la IA: ¿deberíamos realmente seguir los consejos de belleza de una inteligencia artificial?

Cada vez más mujeres recurren a ChatGPT en busca de recomendaciones personalizadas e imparciales sobre belleza. Pero las consecuencias podrían ir más allá de la piel.

Por Emily Taylor

Emily Taylor y su homóloga generada por ChatGPT —

Desde rutinas de entrenamiento hasta respuestas de correo o planes de viaje, la inteligencia artificial (IA) promete revolucionar la forma en que vivimos, así que era solo cuestión de tiempo antes de que nuestras rutinas de belleza entraran en su radar. Después de más de dos décadas escribiendo sobre la industria, no me sorprendió enterarme de que muchas mujeres están reemplazando el consejo profesional por los trucos de renovación estética que ofrece el chatbot conversacional de OpenAI, ChatGPT. Al fin y al cabo, el mundo de la belleza se impulsa con lo nuevo. Y fue con una buena dosis de ironía que decidí emprender un experimento al estilo gonzo journalism para poner a prueba, en primera persona, la pericia de ChatGPT en materia de belleza. ¿Podría realmente sustituir el consejo de una maquillista, una estilista o una dermatóloga… y además gratis?

La primera sorpresa fue la rapidez de la plataforma: apenas unos segundos después de ingresar una solicitud sencilla y subir una selfie sin maquillaje, recibí párrafos llenos de información detallada sobre cómo mejorar cada aspecto de mi apariencia. Los consejos —precedidos por halagos sobre mis rasgos— llegaban en un tono amable y conversacional, centrados en sugerencias para resaltar mi “belleza natural”. Seguido de eso, una recreación generada por IA mostraba cómo me vería si seguía sus recomendaciones; todo el proceso tomó menos de un minuto. Por un instante, sentí que mi escepticismo periodístico empezaba a flaquear.

En la pantalla de mi computadora me observaba una mujer impecable y sonriente, sin una sola imperfección. Incluso llevaba puesta mi misma blusa. Al desplazarme por la extensa lista de productos y procedimientos necesarios para parecerme a mi versión creada por IA, tuve una revelación inquietante: ChatGPT había decidido que debía verme más joven, más bonita, más agradable. Las palabras “natural” y “fresca” se repetían con insistencia. Mi alter ego digital prefería tonos conservadores; su cabello era de un rubio oscuro sutil, su piel carecía de pecas y líneas de expresión. No llamaba la atención: era la chica dulce de al lado. Mientras mi mente racional desconfiaba de aquella versión perfecta y extraña, una vocecita en mi interior empezó a susurrar: “Podrías verte así”. Necesitaba llamar a una experta.

Antes del cambio de imagen con IA de Emily Taylor
Inspiración generada por IA

¿Transformación o desinformación?

La Dra. Caitlin Curtis, investigadora interdisciplinaria especializada en inteligencia artificial responsable, ética y tecnologías emergentes en la Universidad de Queensland, es una de las mayores expertas en temas de confianza en la IA. Le cuento mis inquietudes sobre mi brillante gemela digital; no se sorprende. “ChatGPT puede ser una herramienta divertida y útil en ciertos contextos, pero también existen riesgos”, explica. “No es una profesional de la belleza, no tiene formación médica, ni sentido ético o de responsabilidad, y tampoco conoce tu estado de salud personal”. Agrega que los consejos pueden ser inexactos o incluso perjudiciales, a pesar de sonar seguros y objetivos; están moldeados por datos de entrenamiento sesgados que pueden reforzar estándares de belleza limitados y afectar la autoestima o la percepción del cuerpo. Empiezo a sentirme cada vez más incómoda. ¿Cómo decide un sistema de IA qué significa un glow up para una mujer? ¿Y cómo fue entrenado para predecir cuál sería “mi mejor versión”?

Curtis explica que las empresas detrás de ChatGPT no han revelado cuáles fueron sus fuentes de entrenamiento, por lo que es imposible saber de dónde proviene la información o qué tan confiable es. “Al haber sido entrenado con contenidos obtenidos de internet, puede reflejar e incluso amplificar sesgos culturales, incluidos estándares de belleza poco realistas o perjudiciales”. Según señala, OpenAI —la compañía creadora de ChatGPT— reconoce que el modelo no está libre de prejuicios ni estereotipos: refleja perspectivas occidentales y de habla inglesa, y puede reforzar las opiniones del propio usuario. En esencia, otro eco digital.

“Si la IA empieza a darte consejos sobre cómo verte más joven o más ‘atractiva’ sin que se lo hayas pedido, eso es preocupante”, coincide Jennifer Rudd, fundadora de Skincare Business Foundations. “Está haciendo suposiciones sobre lo que deseas y poniendo en tu cabeza ideas que quizá nunca habrías tenido”. Como experta en regulación cosmética, Rudd defiende la transparencia y los estándares éticos dentro de la industria de la belleza, y advierte que, aunque los consejos de ChatGPT puedan sonar seguros, deben analizarse con ojo crítico. “La IA solo es tan buena como las instrucciones que recibe, y no te está evaluando en persona. Puede pasar por alto alergias, condiciones médicas o restricciones legales que un profesional sí tendría en cuenta”. Y continúa: “Esto podría hacer que recomiende tratamientos o productos ineficaces, inseguros o incluso no permitidos”. Efectivamente, en mi lista de productos sugeridos aparecían varios ingredientes y marcas que no están aprobados para su venta en el país (Australia).

Al igual que Curtis, Rudd desconfía de mi gemela digital. “Cuando la IA genera una recreación visual, es como un filtro de Instagram llevado al siguiente nivel”, advierte. “Ya hemos visto el daño que pueden causar los filtros. Esto va aún más lejos, haciendo que las personas sientan que deben ‘arreglar’ cosas que nunca fueron un problema y creando expectativas poco realistas sobre lo que realmente se puede lograr con tratamientos o productos profesionales”. Curtis añade que mi versión creada por IA probablemente no sea más que el reflejo de los datos con los que ChatGPT fue entrenado: esas fuentes occidentales y en inglés que mencionaba antes, donde abundan la publicidad y los medios que promueven una visión altamente comercializada de la belleza. “Como resultado, el sistema de IA reproduce esos ideales, incluso cuando no representan la diversidad de las concepciones culturales de la belleza en el mundo, ni en cuanto a edades, ni a identidades. Esto plantea preguntas más profundas sobre de quién son los estándares que se están normalizando y cómo la IA podría imponer, aunque sea de forma involuntaria, una visión limitada de lo que significa ser atractivo”, concluye.

Con esas advertencias resonando en mi cabeza, comienzo mi propio makeover con ChatGPT, entre la curiosidad y la duda. Mientras tanto, mi versión digital me observa desde la pantalla con una sonrisa enigmática: una Mona Lisa moderna, creada en píxeles en lugar de pintura.

La gran transformación capilar

ChatGPT no se anda con rodeos al evaluar mi estilo actual. Según el chatbot, necesito más volumen, un poco más de largo y algunas “capas suaves a la altura del mentón”. También hay que revisar el color: su consejo directo es “neutralizar los tonos cobrizos, añadir lowlights e incluir reflejos que enmarquen el rostro”. Habla de un balayage en “beige suave o rubio cremoso” y de tonos “champagne frío o mantequilla neutra para complementar tu piel clara”. Todo suena legítimo, informado, personalizado. Busco la opinión de la estilista y educadora Faye Redfern, embajadora global de la marca Showpony Hair Extensions, artista creativa de ghd y una de las principales especialistas de Wella Professionals, experta en transformaciones capilares extremas. “Me sorprende lo técnico y detallado de las sugerencias", dice. "No es de extrañar que muchas mujeres tomen estos consejos tan en serio, y es algo que, como industria, debemos tener presente”. Redfern comenta que su equipo en Her on Oxford, el salón que fundó en Perth hace cinco años, recibe cada vez más consultas de clientas que llegan con impresiones de imágenes generadas por IA o filtradas en exceso.

“Imparto mucha formación a profesionales del cabello en todo el mundo y creo que es importante reflexionar sobre cómo el auge de ChatGPT podría influir en la manera en que nos comunicamos con las clientas acerca de sus objetivos capilares y de lo que realmente es posible lograr”, explica. “Con frecuencia, el look generado por la IA resulta inviable debido al color o la textura natural del cabello, o requeriría muchas horas de trabajo y un mantenimiento considerable, algo que no siempre es sostenible para todas”. Aclara que los profesionales del cabello pueden crear prácticamente cualquier estilo en el salón, pero el resultado también debe ser manejable en casa. Para alguien como yo, que prefiere un enfoque de bajo mantenimiento, eso representa un problema real, sobre todo porque mi “nuevo peinado” implica extensiones para dar largo y volumen, además de un trabajo de color considerable.

Aunque Redfern coincide, en gran medida, con la evaluación que el chatbot hace de mi estilo, se muestra muy clara respecto al proceso. “Creo que es importante ser transparentes sobre cómo recreamos los looks generados por IA”, señala. “Aunque son alcanzables, suelen requerir muchos pasos y elementos adicionales”. En mi caso, eso implica aplicar varios tonos demipermanentes para aportar profundidad y brillo dentro de la gama de beige y rubio oscuro sugerida por ChatGPT. Luego, se colocan de forma discreta extensiones Showpony Hair Extensions Skin Weft y cintas Slimline, diseñadas específicamente para cabello fino, que aportan volumen sin dañar la fibra capilar. Redfern explica que estas extensiones ofrecen impacto visual mientras respetan el cabello de soporte. Como he sufrido una notable caída capilar posparto, además de pérdida relacionada con enfermedad y cambios hormonales, proteger los mechones que me quedan es fundamental. Y ese detalle, subraya, es justamente el ejemplo perfecto de por qué los consejos de IA deben ponerse en práctica solo con la orientación de un profesional de confianza, capaz de personalizar los tratamientos de manera segura.

Con el color y las extensiones terminados, le pido a Redfern que peine mi cabello siguiendo las indicaciones de la IA: usar productos voluminizadores antes de crear ondas sueltas con una tenaza rizadora. El resultado me deja asombrada: es lo más parecido a mi cabello soñado que probablemente consiga en mis cuarenta. Se ve abundante, saludable y con un favorecedor tono rubio mantequilla, peinado en suaves curvas. Como alguien que ha lidiado durante años con el adelgazamiento del cabello, debo admitirlo: en esta ronda, ChatGPT lleva la delantera.

Lo que amé: La incorporación de discretas extensiones Showpony para aportar volumen y reflejos sin daño tuvo un efecto realmente impactante, especialmente al peinarlo. Además, mi nuevo tono más oscuro —algo que jamás habría considerado— me encantó tanto que pienso conservarlo.

Lo que dejo pasar: La tenaza de barril grande y los productos para dar brillo no funcionan con mi tipo de cabello. En su lugar, me quedo con las recomendaciones actualizadas de Redfern, que sí se adaptan perfectamente a mis necesidades.

Los tratamientos para la piel

Como periodista especializada en belleza, he perfeccionado mi rutina de cuidado facial a lo largo de los años, reduciéndola a una selección manejable de productos que realmente ofrecen resultados. La rutina sugerida por ChatGPT no aportó grandes novedades: limpiadores suaves, sueros con vitamina C y ácido hialurónico, exfoliantes con glicólico o PHA, hidratantes y protector solar SPF50. Incluso incluyó algunas recomendaciones de productos relevantes, entre ellas varias de mis fórmulas favoritas. Hasta ahí, todo bien. La primera sorpresa llegó con la sugerencia de incorporar un retinoide nocturno de altísima concentración, un tratamiento tópico derivado de la vitamina A que, por su potencia, no está disponible en Australia.

Consulto a la doctora Helen Crawford, experta en salud cutánea y fundadora de Cosmetic Clinics of Australia, para conocer su opinión. No sorprende que se muestre alarmada ante la recomendación de un producto tan potente. Juntas descubrimos que ChatGPT no distingue entre retinol —ingrediente disponible en cosméticos de venta libre— y retinoides, un término general que abarca los derivados de la vitamina A, muchos de ellos de alta potencia. Aunque el retinol es un tipo de retinoide, también lo son los tratamientos de prescripción médica, como la tretinoína. Si suena confuso, lo es un poco, y ChatGPT no está exento de esa confusión. “Si ChatGPT se refiere al retinol, el porcentaje sugerido —entre 0.25 y 0.5— sigue siendo bastante alto, especialmente para quienes lo usan por primera vez. Pero si está hablando de un retinoide tópico, ¡es absurdo! ¡Tu cara se caería a pedazos!”, bromea Crawford. Estos matices marcan la diferencia entre la seguridad y un daño cutáneo grave, y por eso la intervención de un especialista médico es esencial. “Los retinoides actúan acelerando la renovación celular de la piel, pero esta necesita tiempo para adaptarse", explica. "Empezar con una concentración demasiado alta es contraproducente. Suelo iniciar a mis pacientes con una dosis baja e ir aumentando gradualmente, según la tolerancia de su piel”.

Mi siguiente preocupación es la extensa lista de “tratamientos profesionales no quirúrgicos” que ChatGPT considera necesarios para mí. Aunque desde el principio dejé claro que descartaba cualquier procedimiento quirúrgico, el chatbot elaboró un plan de cuidado de la piel bastante ambicioso: incluye inyecciones relajantes de arrugas, microneedling, tratamientos con láser, terapia LED de luz roja y peelings químicos. También sugiere aplicar “rellenos sutiles alrededor de los pliegues nasolabiales o en los labios para restaurar volumen, si se desea”. Querido lector: no se deseaba.

“Es una cantidad enorme de procedimientos para realizar de una sola vez y además hay muchas repeticiones innecesarias”, advierte Crawford. “Cuantos más de estos tratamientos te hagas en un corto período, mayor es el riesgo de sufrir efectos secundarios como irritación, inflamación o, simplemente, un exceso de tratamiento”. La especialista compara la situación con “hacer cinco clases de HIIT seguidas y esperar mejores resultados”. También desaconseja varios de los procedimientos propuestos para mi tipo de piel. “Los relajantes de arrugas y el microneedling cuentan con respaldo científico y ofrecen resultados consistentemente confiables, por eso sí los recomiendo”, explica. “Pero evitaría los rellenos en los pliegues o los labios porque, sinceramente, no los necesitas. ¡Se nos permite tener pliegues nasolabiales! Hasta los bebés los tienen”.

Comentamos el hecho de que ChatGPT haya centrado su atención en revertir el paso del tiempo mediante tratamientos profesionales, a pesar de que yo nunca mencioné el envejecimiento como una preocupación. “Creo que la mayoría de nosotras solo quiere una piel saludable y luminosa que siga pareciéndose a nosotras mismas”, concluye Crawford. “Perseguir una juventud irreal suele tener el efecto contrario: terminas sobretratada y viéndote menos como tú”. Seguir la lista completa de procedimientos también implicaría un compromiso considerable, tanto económico como de tiempo. “La mayoría tenemos muy poco tiempo", dice la especialista. "Yo suelo ver a mis pacientes cada tres o cuatro meses para obtener resultados consistentes, naturales y, sobre todo, accesibles”. Según un cálculo aproximado, los tratamientos que me sugirió ChatGPT superarían los US$ 3.000, y la mayoría requeriría repetirse varias veces al año, lo que supondría una inversión enorme. “Me parece válido usar la IA como punto de partida divertido, pero en la práctica, un algoritmo no puede conocer tu piel, tu salud ni, lo que es más importante, cuándo no tratarla”, concluye la doctora. “También me preocuparía que algunas clínicas aceptaran realizar tratamientos innecesarios solo por interés económico”. Parece claro que, cuando se trata del cuidado de la piel, los consejos de ChatGPT deben tomarse con precaución.

Lo que amé: Nunca había probado el microneedling y me impresionaron los resultados visibles. También disfruté redescubrir productos de excelente calidad, siempre bajo supervisión médica.

Lo que dejo pasar: La extensa —y costosa— lista de tratamientos profesionales. Y varios de los productos sugeridos que no se adaptaban a mi tipo de piel.

El look de maquillaje

“A diferencia del cuidado de la piel o el cabello, el maquillaje es algo mucho más subjetivo; no se trata tanto de la técnica, sino de cómo una persona quiere verse y sentirse en un momento determinado”, explica la maquillista y educadora en belleza Holly Garvey. Estoy en su estudio siguiendo las recomendaciones de ChatGPT sobre cejas, pestañas y maquillaje completo. Si bien Garvey coincide con las sugerencias del chatbot en cuanto a cejas y pestañas, no se muestra tan convencida respecto a sus consejos de maquillaje. “Un lash lift, el tinte de pestañas y cejas, y la laminación de cejas pueden hacer que te sientas al instante más arreglada”, comenta sobre las propuestas de tratamientos de ChatGPT. “Si se realizan profesionalmente, pueden marcar una gran diferencia: ayudan a definir los rasgos del rostro y aportan estructura”.

Los consejos de maquillaje resultan más abrumadores, incluso para alguien familiarizada con la industria. En total, ChatGPT recomienda 18 productos de diversas marcas reconocidas. Parece que en esta categoría el chatbot se mueve con mayor soltura, y me alegra descubrir opciones que tenía pendientes de probar o que ya había amado en el pasado. Garvey, sin embargo, se muestra escéptica respecto a la selección de tonos: “No creo que los colores que sugiere ChatGPT favorezcan tu tono de piel; se verán demasiado cálidos y pesados en ti”.

También advierte que algunas de las opciones requieren técnicas de aplicación muy específicas y pueden resultar complicadas de usar. “Si compraras todos estos productos basándote únicamente en esas recomendaciones, creo que te costaría lograr en casa un maquillaje con el que realmente te sintieras satisfecha”, opina. Garvey comenta que cada vez recibe más clientas que llegan con “impresiones de ChatGPT u otras imágenes generadas por IA, buscando reproducir ese look con maquillaje”. Es una tendencia que ha tenido que abordar con su equipo: “Podemos sugerir productos y orientar sobre técnicas de aplicación, pero es imposible recrear el acabado impecable y filtrado de una imagen generada por computadora”. Y tiene razón. El maquillaje propuesto por mi versión digital no es, en absoluto, algo que yo elegiría. Es más pesado de lo que me resulta cómodo y tiene un aire noventero, pese a que el chatbot lo describe como “fresh, soft, modern glam”. Las selecciones de productos son acertadas, sí, aunque los tonos no me convencen. Pero lo que más me incomoda es la sensación de que este look busca hacerme ver más joven y más sexy, una imagen moldeada por la mirada masculina más que por una idea genuina de diversión o empoderamiento.

“El maquillaje debería hacerte sentir empoderada a cualquier edad, no presionada para lucir de cierta manera”, reflexiona Garvey mientras aplica con precisión los productos sugeridos, aunque puedo notar que muere de ganas por hacer algunos ajustes. “Cuando las mujeres vienen al estudio, suelen ser muy autocríticas; dicen cosas como ‘sé que tengo los párpados caídos’ o ‘mi cara es demasiado redonda’, y la mayoría de las veces ni siquiera es cierto”. Ella entrena a su equipo para que las clientas se sientan cómodas y seguras, ayudándolas a resaltar sus rasgos en lugar de sugerir que hay algo que deban ocultar. “Descubrir el maquillaje debería ser una experiencia positiva y estimulante; la conexión humana es algo que no creo que la IA pueda —ni deba— reemplazar”. Cuando termina, ambas observamos mi reflejo con cierta duda: no soy yo en absoluto. ChatGPT acertó con los tratamientos de belleza, pero aún tiene mucho que aprender sobre maquillaje.

Lo que amé: El tinte y la laminación de cejas marcaron una gran diferencia en mis arcos poco poblados, y disfruté redescubrir dos de mis bases favoritas: Giorgio Armani Luminous Silk y Nars Radiant Creamy Concealer, que vuelven oficialmente a mi neceser. Además, el Dior Addict Lip Glow en tono Rosewood fue una agradable sorpresa, y uno de los pocos productos sugeridos por ChatGPT con un subtono frío, más acorde a mí.

Lo que dejo pasar: Gran parte del maquillaje estaba en tonos equivocados para mi piel, lo que demuestra que la IA aún no puede igualar el criterio de un experto al elegir el color… al menos, por ahora.

Después del cambio de imagen inspirado en la inteligencia artificial de Emily Taylor

La conclusión

Tras varias semanas y una interminable lista de citas de belleza, mi transformación con ChatGPT llega a su fin. Al comparar una foto del resultado con la recreación digital, me sorprende el parecido. Llevo el look final a una fiesta infantil —porque, como madre que trabaja, últimamente paso más tiempo en casitas de juego que en clubes—. Los padres parecen impresionados; algunos incluso preguntan si tengo planes después, ya que normalmente voy sin una gota de maquillaje a la salida del colegio. Las madres, en cambio, me miran con cierta incredulidad, y no las culpo: me siento fuera de lugar en el parque, con un peinado de bombshell y maquillaje completo. Pero, claro, un chatbot no puede saber cómo transcurre mi día a día. Y esa es solo una de las muchas razones por las que seguir confiando en los expertos, y en nuestro propio criterio, sigue siendo la decisión más inteligente cuando se trata de nuestra rutina de belleza.

Mientras elimino la imagen de mi enigmática gemela digital y me desmaquillo, pienso en las partes de este experimento que resultaron empoderadoras y en aquellas que fueron exactamente lo contrario. Un chatbot nunca debería decirte cómo debes lucir, aunque es cierto que algunas de sus sugerencias lograron aumentar mi confianza. Usado con criterio, el asesoramiento gratuito y accesible de ChatGPT puede ser un punto de partida razonable para una actualización de belleza: desde animarse a buscar ayuda por la caída del cabello o el adelgazamiento de las cejas, hasta aprender cómo proteger mejor una piel cansada o descubrir un nuevo tono de labial capaz de cambiarte la semana. Eso sí: siempre debe contrastarse con un profesional.

También vale la pena recordar este consejo de Curtis: “Gran parte del contenido y los mensajes en línea sobre mujeres, belleza y envejecimiento provienen de empresas y medios que promueven la idea de verse más joven y más atractiva. Es muy probable que ChatGPT haya absorbido esos patrones y los esté replicando en sus respuestas”. En un momento en que los estándares de belleza parecen cada vez más inalcanzables, su reflexión cobra especial sentido. El mejor consejo no es aquel que te insta a transformar tu reflejo, sino el que te empodera para moverte por el mundo con orgullo, sin filtros.

Este artículo salió originalmente en la edición de Octubre 2025 de Harper’s BAZAAR Australia.