Despertarse con el pie derecho, recargados después de una buena noche de sueño y con intención para el día que nos espera, requiere de nuestra propia rutina. Una que nos ayude a activar el cuerpo y la mente desde adentro, sin la necesidad de la cafeína, y que transforme la prisa matutina en un momento de conexión y energía real.
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A veces, por las mañanas agitadas o por pensar que lo primero que necesitamos es ese pequeño boost de adrenalina, no consideramos el daño que podríamos estar causándole a nuestro cuerpo. La nutricionista María Emilia Arcos describe lo que sucede cuando lo primero que hacemos es tomar una taza de café. “Tu cortisol tiene un disparo brutal y todo el día puedes pasar ansiosa, con antojos de carbohidratos y, en la tarde, experimentar una fuerte bajada de energía”. Esa primera bebida en un estómago vacío genera una sensación de energía inmediata, pero no es suficiente para sostenernos durante el día. Sus alternativas, en cambio, sí pueden convertirse en un motor más estable y natural.
Cómo despertamos define, en gran parte, la forma en que vivimos el resto de la jornada. Sandra Hidrobo, wellness y fitness coach, recomienda empezar con intención y agradecimiento por lo que está por venir. “La energía tiene que construirse, no se improvisa. Debe llevarte a elegir cómo vibras contigo misma”. Moverte a través de respiraciones profundas, estiramientos, hipopresivos o yoga ayuda a despertar la mente y activar la energía.
Hidrobo hace énfasis en que, con tan solo cinco minutos de cualquiera de estas prácticas, se siente un cambio. Incorporarlas en la rutina no siempre es fácil, pero es un proceso: poco a poco, aprendemos a escuchar al cuerpo y a darle la importancia que merece. Por ejemplo, al dormir, se transpira y nos despertamos deshidratados. “Una pizca de sal marina o rosada devuelve minerales al cuerpo y despierta una energía más estable. Rehidratarse no es solo tomar agua”, afirma Arcos.
La energía, según las especialistas, viene de nosotros. Se cultiva, se fortalece y se conecta desde adentro, pero también se alimenta del exterior: del aire fresco y de la luz del sol, fuente de vitamina D. Entonces, ¿cómo mejoramos nuestra rutina sin recurrir al café?
Arcos recomienda comenzar con algo mucho más nutritivo: un caldo de huesos con cúrcuma. Esta bebida, explica, no solo hidrata, sino que también repone minerales, aporta colágeno y proteína y ayuda a controlar el pico glucémico de las comidas que vienen. Después de ese primer paso, ya se puede recurrir a desayunos balanceados, adaptados al gusto de cada persona, procurando incluir proteína, fibra y carbohidratos.
El jugo verde es otra opción para acompañar el desayuno, siempre que sea realmente verde. No todos los que se preparan cumplen con ese propósito. Arcos aclara que esta bebida no debería verse como una fórmula “detox”, sino como una fuente de fibra que ayuda a regular el azúcar en la sangre y mantener la saciedad durante el día. Por cada tres o cuatro vegetales puede añadirse una fruta, recordando que los protagonistas deben ser los vegetales.
Su mayor recomendación para sustituir el café son las infusiones naturales, elaboradas con frutas, flores o hierbas, en lugar de las bolsitas de té convencionales que contienen microplásticos.
¿Un consejo valioso? La energía emocional nace de cómo nos sentimos, cómo nos vemos y lo que reflejamos, afirma Hidrobo. Decirnos cumplidos o frases amables a nosotros mismos puede elevar el ánimo de una forma extraordinaria. “Un buen ejercicio es llenar un bowl con palabras o frases positivas, cualidades, detalles o cosas buenas. Cuando un día te sientas bloqueada o desmotivada, toma una y léela. Funciona mejor que una taza de café”.
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Todas estas son pequeñas acciones pueden construir una mañana perfecta. Es fácil leerlo, pero no practicarlo. Por eso, lo importante es comenzar con lo que te haga sentir cómoda y crear tu propio ritual: uno que se adapte a tus necesidades, metas y horarios. La energía se genera con equilibrio e intención. Movilidad, buena hidratación y alimentos reales ayudan a mantener la mente clara y el cuerpo estable. Al final, despertar conscientemente no es solo un acto físico, sino una manera de honrarte cada mañana. (I)