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Hace una semana, Pantone sorprendió al mundo al anunciar el color de 2026: Cloud Dancer. Un blanco neutro que “actúa como un susurro de paz y calma en un mundo ruidoso”, según la publicación oficial de la marca. Y, aunque suena como un argumento sólido, la noticia generó debate en todas las redes sociales, con usuarios señalando desde la “falta de creatividad” de la firma –que apenas empezó a anunciar el color del año desde 1999–, hasta la posible relación de esta decisión con temas como el conservadurismo, la extrema derecha y el lado negativo del minimalismo y el clean look.
Sin embargo, podemos sacarle provecho a este polémico color y crear outfits con mucho estilo. Incluso si deseas que el minimalismo deje de estar en tendencia, la combinación de este tono con otros más coloridos e intensos o la incorporación de statement pieces o texturas en el atuendo, puede marcar la diferencia.
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Para traducir este blanco etéreo al día a día y evitar que se sienta plano o predecible, Harper’s BAZAAR Ecuador conversó con la estilista Camila Enríquez, quien presentó una curaduría de looks que exploran distintas maneras de llevarlo.
El blanco como base, pero nunca como fondo
Vestir de Cloud Dancer funciona mejor cuando se lo piensa como punto de partida, no como cierre. En looks donde el blanco domina —ya sea en prendas principales o en siluetas limpias— la clave está en sumar elementos que aporten textura y profundidad, como tejidos con relieve, efectos piel, encajes, detalles artesanales o de color. Un pantalón patchwork que agregue contraste gráfico y modernice todo el conjunto es el ejemplo perfecto.
Un toque nocturno
Esta opción demuestra que este color no necesita dominar para brillar. El negro se convierte en el marco perfecto para que los accesorios claros y las texturas suaves destaquen. Un top ceñido con espalda abierta aporta un gesto sensual y moderno, mientras que una falda midi con flecos introduce movimiento y un acabado lujoso sin esfuerzo.
Para equilibrar la fuerza del negro, Enríquez propone accesorios que suavizan. Sandalias blancas, aros dorados y un bolso efecto pelo que introduce textura y luz. Es una combinación pensada para la noche, elegante, pero con intención.
Escultórico y artesanal
El blanco desde su faceta más estructurada se logra con un top con silueta arquitectónica y una falda satinada que cae con suavidad para equilibrar el volumen superior. Es un estilo esculpido, limpio, preciso y pensado para destacar sin necesidad de exceso.
Introduce un giro inesperado con un abrigo multicolor tejido, lleno de textura artesanal y calidez visual. Esto convierte el blanco en un lienzo vivo, capaz de sostener piezas con historia, patrones vibrantes y técnicas manuales.
Acentos vibrantes
Un chaleco blanco de líneas limpias puede convertirse en un punto de partida ideal para introducir color de forma sofisticada. Combinarlo con pantalones en tonos intensos, como verdes o amarillos suaves, crea un toque moderno sin romper la armonía.
Los accesorios en cambio juegan un rol más expresivo: joyería en tonos brillantes, piezas artesanales que aporten textura o un pañuelo estampado que introduzca un guiño gráfico, sin restar elegancia.
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Matices profundos
Una fórmula infalible es acompañar el Cloud Dancer con colores como el burdeos, el vino o el marrón rojizo. Esto aporta calidez y sofisticación, especialmente en looks urbanos. Un trench o chaqueta en tonos oscuros puede enmarcar piezas claras y darles más intención sin restarles ligereza.
Las prendas estampadas, como pantalones con patrones orgánicos o gráficos suaves, funcionan como punto medio entre ambos tonos, añadiendo dinamismo sin desordenar la paleta.
Básicos estilizados
Cuando se lleva el Cloud Dancer en prendas básicas —como una camiseta o una bermuda clara— una forma de equilibrar la neutralidad es sumarle capas más oscuras con textura. Chaquetas efecto piel, materiales acolchados o cuellos afelpados crean un contraste visual que enmarca el blanco y lo vuelve más intencional.
Y si buscas añadir un guiño personal sin romper la armonía, accesorios artesanales o estampados discretos ofrecen textura y carácter sin saturar. Este enfoque permite que el color blanco conviva con materiales más robustos y tonalidades profundas.
Capas con personalidad
Un vestido midi es de esas piezas que funcionan como punto de partida para múltiples interpretaciones. Su estructura limpia permite sumar capas que añaden personalidad sin restarle elegancia: chaquetas ligeras con estampados en blanco y negro, tejidos artesanales o incluso sobrecamisas gráficas, aportan textura y un toque contemporáneo.
Si quieres romper la delicadeza del vestido sin perder equilibrio, los accesorios en clave utilitaria —botines de suela gruesa, cinturones con herrajes o bolsos estructurados en negro— ofrecen el equilibrio perfecto. Estas piezas introducen un matiz urbano que actualiza el blanco y evita que se incline hacia lo demasiado clásico. (I)