En 2019, Jennifer Droguett Espinosa —diseñadora colombiana-chilena de moda sostenible y especialista en patronaje— dio vida a Anciela. Una firma basada en Londres que reinterpreta el lujo desde el folclore sudamericano y la sastrería experimental, vista desde la migración y la memoria de la infancia. “Nuestros valores son: circularidad, cultura, comunidad, visibilidad y responsabilidad”, señala Droguett.
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Desde su fundación, Anciela no solo se ha distinguido por su visión estética, sino también por el activismo de su directora creativa. Droguett es una voz influyente en la conversación global sobre sostenibilidad, educación e inclusión en la moda. Ha sido invitada a paneles y conferencias internacionales, desde el Fashion Week de Ereván en Armenia, hasta la semana de la moda en Hong Kong. También participó en Overheated, el evento liderado por Billie Eilish, que reúne a activistas y creativos frente a la crisis climática. Su presencia como jurado en el Circular Design Challenge de la ONU y el British Council, confirma su rol como referente latinoamericano en la moda regenerativa.
“Creo que durante esta crisis climática es importante preguntarnos cuál es nuestro rol como diseñadores y cómo podemos crear con propósito. Ser parte de la solución y de la regeneración de nuestro planeta”.
Esta temporada, Anciela se alejó del formato tradicional de pasarela para apostar por una experiencia inmersiva, pensada para generar memorias y educar al público. El pasado 18 de septiembre, “Más que humano” hizo del Museo del Diseño de Londres un ecosistema en movimiento, donde la moda y la naturaleza se reencontraron en un adelanto de la colección Primavera/Verano 2026.
En el jardín del museo, los visitantes fueron parte de un entorno en constante evolución: materiales, organismos y diseño se entrelazaron en un mismo ciclo. El corazón de la muestra fue el Upcycled Sound Cocoon, una pieza monumental creada a partir de espuma reciclada y retazos de tela acumulados durante cinco años en el estudio de Anciela, junto con jacquards (tejidos), en colaboración con la diseñadora textil Alice Timmis, corcho portugués y lana británica. Este es un pilar de la marca: todo se recicla y es reusable.
La experiencia se completó con un paisaje sonoro, “La vida de una lombriz: un viaje a través del suelo”, compuesto por Alex Stanley. Entre grabaciones y composiciones, la pieza evocaba el universo invisible bajo nuestros pies, allí donde lombrices y microorganismos regeneran la tierra. La marca tiene el propósito de diseñar con un lente de empatía y simbiosis. Con el proceso de compostaje y los desechos textiles crearon un espacio en donde las lombrices pueden vivir.
“Quería, en forma meditativa, celebrar ese trabajo invisible de los pequeños organismos que regeneran nuestros suelos”.
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La muestra también integró tecnología y trazabilidad, mediante Pasaportes Digitales de Productos (DPP) y realidad aumentada desarrollada junto con SmartDPP, que permitieron rastrear cada material y proceso desde el residuo hasta la prenda terminada. Para Anciela, la transparencia no es un lujo, sino un derecho que los consumidores ya reclaman. La firma subraya que este proceso debe construirse en conjunto: con empresas, con clientes y con gobiernos, que respaldan la transición mediante una legislación ágil y efectiva.
Además, se reintrodujeron clásicos de archivo en versiones completamente compostables –como un vestido midi sin espalda y un top corto– elaborados en cáñamo irlandés y lino, acompañados de botones de corozo. Estas piezas se presentaron en los Árboles Reciclados de Anciela, esculturas realizadas con madera recuperada y prendas trenzadas de segunda mano.
La propuesta culminó con The Earth Look, un homenaje a la fertilidad de la tierra y a la imaginación onírica de Leonora Carrington, lucido por la bailarina Margherita Barbieri. El vestido estaba bordado con biolentejuelas creadas a partir de hongos y teñidas con pigmentos naturales como: cúrcuma, espirulina y palo de Brasil, acompañado de un tocado de espuma recuperada y seda vintage plisada.
“Me gusta mucho experimentar con las últimas innovaciones en materiales naturales y compostables para ver de primera mano lo que es posible”.
La diseñadora recomienda mirar con atención a iniciativas que recuerden que no todo avance es digital: también hay que volver a la artesanía, al reciclaje y a las técnicas ancestrales. Finalmente, la instalación mostró el lombricompostero de Anciela, activo desde 2021, donde los retazos textiles del estudio se transforman en tierra fértil junto con restos de comida y materia vegetal. Así, lo que empieza como residuo vuelve al ciclo natural en forma de alimento, cerrando un círculo virtuoso. (I)
Créditos Anciela
Directora creativa: Jennifer Droguett
Fotógrafo: Ahmad Samir
Bailarina: Margherita Barbieri
Uñas: Left by Aliens
Música: Naysla Droguett
Locación: Designer Museum
Design Museum Assitant Curator: Naomi Zaragoza