En la moda de Arabel Torske, el activismo ambiental no es un añadido, es la raíz. Desde Guaranda, en la provincia de Bolívar, esta diseñadora textil de 44 años entendió que sus creaciones debían trascender la estética y ser un manifiesto en favor de la naturaleza. Esa convicción la llevó a fundar, junto a su hermana Lisa, la marca ecuatoriana Toska. Un proyecto artístico que plasma el lenguaje de los lienzos en textiles, con colecciones que dialogan con la identidad cultural y con las urgencias del planeta.
Para esta diseñadora, democratizar el arte significa acercarlo a la vida diaria. Cada confección nace con un doble propósito: visibilizar la obra plástica de Lisa y, al mismo tiempo, rendir tributo al entorno natural que las inspira. Así, las prendas son narrativas que cuentan historias de Ecuador, de su biodiversidad y de su gente.
La pandemia marcó un antes y un después en la historia de Toska. Arabel y Lisa decidieron dar un salto y abrieron su primer local. Contra todo pronóstico, su propuesta conquistó a un público ávido de elementos únicos, cargados de significado y de conciencia.
La nueva colección de la marca se mueve entre la elegancia de la alta costura y la fuerza simbólica. Fado, concebida como un homenaje a la tradición portuguesa y su música melancólica, va de la mano de la identidad ecuatoriana a través de técnicas artesanales. De hecho, su nombre es el de un género artístico en el que la música se une con la poesía, una práctica de diversas comunidades de Lisboa. El consulado de Portugal en Ecuador colaboró con esta creación.
Detrás de cada modelo hay un proceso creativo, intenso y colectivo. Esta experta creó la temática general y la transformó en cápsulas que permiten explorar distintos relatos. Su hermana Lisa, artista plástica, imprimió su firma en esta colección. Orquídeas pintadas a mano y colaboraciones con joyeros, que transforman sus trazos en artículos de filigrana. El resultado son 34 looks que van desde vestidos de alta costura hasta chaquetas y faldas.
En Fado, la oscuridad de los trajes dramáticos de las cantantes portuguesas tiene un aire contemporáneo. Vestidos negros, bordados a mano y tejidos con macana cuencana —un textil ancestral elaborado en telar de cintura y teñido con pigmentos naturales— acompañan al sombrero de paja toquilla y la orfebrería de Chordeleg.
“Descubrir que estas técnicas aún existen en rincones del país fue un impacto (...) Son piezas de alta costura hechas nudo a nudo y no quería que se pierdan en la memoria de los jóvenes”.
Para Toska, desarrollar una prenda implica rescatar oficios en riesgo de desaparecer y narrar historias que nacen desde los Andes. Es un trabajo minucioso que tiene mucha investigación. “Nos identifica la adaptación de obras de arte a textiles y la promoción turística, como base del empoderamiento del ecuatoriano y su identidad”.
En palabras de Arabel Torske, esta es una de las colecciones más íntimas y significativas de su trayectoria. “De los momentos más fuertes de la vida, a veces salen las cosas más bellas”.
Los atuendos pueden llegar a costar US$ 1.700. Uno de ellos es un vestido de alta costura que mezcla elegancia y naturaleza. Tiene una silueta de sirena que resalta la figura y una falda ligera que se abre en movimiento. Está decorado con orquídeas bordadas a mano en 3D, inspirado en el Yasuní.
Así, cada pieza se convierte en un manifiesto contra la fugacidad del fast fashion. Frente a lo desechable, Toska propone lo eterno, prendas que son memoria ambiental. (I)
Fotógrafo: Alvaro Sevilla
Maquillaje: Patricia Rebolledo
Outfits by Toska