Al crecer en Gamarra, Lima, el corazón de la moda peruana, el diseñador Jorge Luis Salinas siempre estuvo rodeado por el arte y la creatividad. Fue su madre, quien era confeccionista, quien lo motivó a crear su propia marca. “Ella me inculcó esa pasión por la moda”, confiesa Salinas en una entrevista con Harper’s BAZAAR Ecuador. Con ese llamado, el diseñador quería una marca donde las piezas hablen por sí mismas y se conviertan en una declaración de Perú.


Realizó sus estudios en el Philadelphia College of Textiles & Science (hoy Universidad Thomas Jefferson), una institución estadounidense reconocida por su enfoque técnico y textil. En 1995, lanzó su primera marca, Emporium, con la que llegó a vender en mercados internacionales, incluyendo DePrati en Ecuador. En 2016, cerró esa etapa e inició la marca que conocemos hoy como J. Salinas. Ese mismo año se presentó en la fashion week de Nueva York, marcando el inicio de su camino en el escenario global.
Un diseñador que entiende el sector sabe la rapidez con la que cambian las cosas y cómo evoluciona el mercado. Salinas es uno de ellos y sabía que no podía quedarse atrás, necesitaba destacar entre el talento latinoamericano. Por eso, en 2022 tomó la decisión de retomar sus estudios en Central Saint Martins en Londres, para profundizar su desarrollo como creativo. Así regresó a su marca con una visión fresca.
El siguiente paso fue la semana de la moda en Milán, donde llenó la sala con figuras reconocidas e influyentes dentro de la industria. Fue allí donde conoció a Anna Dello Russo, periodista y editora italiana, quien se convirtió en una gran amiga y una de las mayores motivadoras del diseñador. Le dio uno de los consejos más valiosos para guiar su marca y darle ese toque único: “dedícate a tejer toda una colección. Es difícil, pero si lo logras vas a diferenciarte en un mercado complicado”, le dijo Dello Russo.


Con esa semilla en mente, Salinas se enfocó en transformar la mayoría de sus piezas en tejidos y en resaltar el talento y la mano de obra artesanal de su país. Sus primeras apariciones en Milán eran paralelas en la semana de la moda, pero todavía no formaba parte del calendario oficial. Eso cambió cuando la Cámara Nacional de la Moda Italiana analizó y evaluó su marca: fue aceptado y, desde entonces, se convirtió en el primer diseñador peruano en integrar la semana oficial, un hito histórico para su país.




Su primera colección, Sipán, otoño/invierno 2025, contó con 39 piezas: una propuesta que reinterpreta al Señor de Sipán (gobernante de la cultura moche del antiguo Perú) como un tributo a su artesanía. Su colección más reciente, Danza de las Tijeras, toma su nombre del baile ritual andino de Perú, con origen en la antigua civilización Chanka. Declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, el ritual se convierte en una evidencia clara de la mezcla entre raíces ancestrales y una estética contemporánea.
Es una producción en tonos pasteles, blancos, celestes y naranjas. Sus técnicas de crochet y tejido, acompañadas de volúmenes amplios, vuelos y detalles minuciosos, reflejan la precisión y la dedicación que distinguen a su firma. Pero, lo que realmente cautivó el corazón de muchos fueron las siete tejedoras que desfilaron al final junto a Salinas.
Todo es hecho a mano en su estudio, donde tiene hasta 50 personas que tejen identidad peruana. Al hablar con el diseñador sobre el proceso, resalta el slow fashion que está construyendo: “son obras de arte, una maestría en los tejidos de crochet”. Se demoran más de un mes en realizar cada vestido, que está compuesto por, aproximadamente, 35 piezas que luego se unen como un rompecabezas. Se tejen sobre moldes y funcionan como ropa clásica, incluso poseen pinzas para lograr entalles al cuerpo.

El pasado 8 de noviembre, en Casa de Campo, República Dominicana, se realizaron los Latin Fashion Awards y J. Salinas se llevó el premio “Artisanal Project of the Year”. “Tu trabajo es lo único que habla”, afirma Salinas. Cada prenda cuenta una historia, no solo desde la inspiración, sino desde las manos detrás de su creación. Este es un reconocimiento importante y, al mismo tiempo, una señal de que su propuesta está resonando cada vez más allá de las fronteras peruanas. (I)