Arte

El barro: una herencia de memoria, cuidado y tiempo

Sostener una bola de arcilla húmeda en las manos invita a los gestos más primitivos: pellizcarla, moldearla, darle forma. Ese impulso conecta con miles de años de historia. En Ecuador, el barro no es solo materia: es la manera en que se ha construido la historia y, en un sentido profundo, nuestro hacer, que puede considerarse hoy como un lujo.

Por Estefanía Cardona Játiva

Nos separan milenios de la primera cerámica registrada en este territorio. En un recorrido por el Museo de Arte Precolombino Casa del Alabado, se recuerda que la arcilla fue una vía para liberar formas, crear, experimentar y representar. Gracias a los relatos que guarda la cerámica, se sabe que cada cultura desarrolló un lenguaje propio, para definir identidades en las que este material era un objeto de poder, tanto en la vida ritual como en la muerte. 

Las tumbas con mayor presencia de cerámica y ornamentos se asocian a figuras de autoridad, y recuerdan que lo más elaborado, escaso y único siempre ha tenido un lugar y un valor especiales. Hoy, esas piezas todavía sorprenden y emocionan: verlas es un vínculo directo con la humanidad de otros tiempos. Sin conocer por completo a quienes las crearon, se percibe el exceso de cuidado, ingenio y elaboración que guardan. 

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Museo de Arte Precolombino Casa del Alabado.

Valdivia creó formas orgánicas y utilitarias. Chorrera liberó las formas e introdujo sofisticación, con botellas silbato que combinaban función líquida, estética naturalista y sonido. Jama Coaque desarrolló técnicas y moldes que le permitieron pasar de lo solemne a lo flexible. Mientras que Manteño-Huancavilca alcanzó un misterioso negro ahumado cuyo secreto aún se desconoce.

En el Alabado, estas piezas se exhiben con un tratamiento que les otorga un valor artístico y fomenta una mirada contemplativa hacia la historia. Sin embargo, surge la pregunta: ¿qué valor se otorga al barro contemporáneo? En Europa, el lujo se ha asociado históricamente con lo hecho a mano –el zapato italiano, la alta costura francesa–. En Ecuador, al mirar nuestra historia y el presente, se le suma algo más: el cuidado, la celebración de la vida y la humanidad detrás de cada pieza. Lo que en otros contextos es artesanía exclusiva aquí es también una herencia viva capaz de resistir siglos y seguir hablando de su nosotros. 

Hoy, en un mundo donde lo que se vende es hacer y entregar todo rápido, un oficio como el barro, que exige tiempo y cuidado, resulta excepcional. ¿Qué objetos de nuestro entorno podemos decir que se han hecho con cuidado? Son cada vez más raros y, por ello, más exclusivos. 

Para Ecuador, sin embargo, el barro sigue siendo una historia presente en la cultura y en los talleres de ceramistas contemporáneos que continúan moldeando la memoria. La estética cambia, pero la esencia permanece: piezas hechas con calma e intención. El lujo reside en frenar el reloj, en producir poco y con sentido, en velar por los detalles invisibles. 

Armando Prado.

Para la ceramista Natalia Espinoza, fundadora de Perro de Loza, el lujo no está solo en el objeto, sino en la capacidad de apreciarlo. Sus colecciones nacen del entorno y del ingenio, igual que en lo precolombino se representaba lo natural y lo que lo rodeaba. "Esto será demolido" rinde homenaje a la arquitectura quiteña de las décadas de 1950 y 1970, "cuando las casas eran realmente hechas tailor made, una arquitectura de lujo que hoy desaparece". Ha transformado detalles de esas construcciones en tazas, boruls y floreros, piezas que son archivo emocional de la ciudad. En "Corrugado arqueológico", convierte embalajes de alimentos en obras que quizá algún día sean testimonio de nuestra época y del modo en que el desecho nos define. En todas subyace la misma pregunta: ¿qué se valora y qué se decide conservar? 

Para Isadora Espinosa, de Soroche de los Andes, mirar hacia el pasado significó encontrar inspiración en lo precolombino, pero también reconocer la necesidad de desconectar para construir una identidad propia. Su trabajo conserva la esencia del hacer pausado y con sentido. Su colección "Tregua" abordó la complejidad de equilibrar la maternidad y la creación. El oficio, afirma, requiere un tiempo lento y amable, no solo para producir, sino para cuidar lo humano, la familia, la apreciación y la exploración. Así como no se debe presionar al barro, tampoco se debe presionar la vida. No se trata únicamente de hacer una pieza, es todo lo que se construye alrededor de ella y de la persona que la moldea. 

En las piezas de Jaime Aldaz, de Páramo, la delicadeza en el manejo de la tierra invita a reconocer la belleza de lo personal en una obra. Para él, la cerámica tiene…

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