CORTESÍA CARTOON NETWORK  - CORDOVA

Son pocas las ocasiones en donde vemos representada a nuestra cultura en la pantalla, ya sea chica o grande. México, Colombia, Brasil y Argentina suelen ser los países escogidos para las producciones de cine y televisión. Por esta razón, ver un reel de un cuy animado mientras scrolleas en Instagram, obliga a detenerse. Era una marioneta de stop motion. Una que jugaba con una niña en lo que parecía ser un programa o un spot publicitario. ¿Acaso tiene algo que ver con Ecuador?

El video está colgado en la página de Adult Swim, el bloque de programación estadounidense de Cartoon Network dedicado a series animadas y de acción real, dirigidas a adolescentes y adultos. Esta cadena estrenó en agosto Women Wearing Shoulder Pads su primera serie producida en español que, además, fue hecha por un ecuatoriano. La historia comienza con la llegada de Marioneta, una mujer española, a Quito. Su objetivo es promover la crianza de cuyes como mascotas y no como comida. A través de su presencia conocemos a más mujeres —Coquita, Nina, Espada y otras— que transitan viajes personales entre la identidad, el propósito y las relaciones.

El proyecto, creado por el guayaquileño Gonzalo Córdova, consta de ocho episodios, cada uno de 10 minutos. Aunque se inspira en las películas de Almodóvar y en el teatro con títeres, está impregnado de un sentimiento profundamente ecuatoriano: los modismos, las locaciones, el vestuario y los personajes transpiran nacionalidad. Harper’s BAZAAR Ecuador conversó con el creador de esta propuesta. 

RETRATO DE GONZALO CORDOVA / CORTESÍA
Cortesía Gonzalo Córdova

El proyecto ya se estrenó, ¿cómo fue este proceso? 

Hace cinco años tuve la idea para la serie. Todo inició con el nombre, se me ocurrió mientras viajaba en bus. Me reí por cinco minutos; quizá la gente pensó que estaba loco. Durante la pandemia tenía mucha energía y trabajé en el pitch en poco tiempo. Se lo presenté a Adult Swim y les gustó. Después de un año me contrataron para escribir un piloto, que filmamos junto a la productora Cinema Fantasma, en México.

Pasó otro año antes de empezar la producción de la serie, que tomó más de tres años. Hoy, con el proyecto ya al aire, me siento muy orgulloso. No solo a nivel personal, sino por las más de 100 personas que trabajaron en esto.

Se mudó a los seis años a Estados Unidos, ¿cómo logró inyectar la cultura ecuatoriana en cada detalle? 

Mi papá seguía trabajando en Ecuador, así que regresaba mucho cuando era joven, especialmente a los doce años. Tenía memorias muy fuertes del país. Sin embargo, tuve que ser humilde y reconocer que no sabía todo de Ecuador, ni iba a entenderlo todo. Por eso trabajamos con Pancho Viñachi en la traducción, para reflejar de forma precisa cómo hablamos los ecuatorianos. También, hice una investigación profunda sobre historia y cultura; y luego se la mostré a mi mamá (risas) para ver qué le resonaba y qué le gustaba.

¿Por qué ambientar la historia en los años 80?

Fue una decisión instintiva. Trabajé con fotos de mi familia y la mayoría eran de esa época. Los 80 mezclaban melodrama y comedia, no solo en la televisión, sino en la vida diaria. Crecí escuchando las historias de mi mamá y cuando tu familia te las cuenta, siempre hay un toque de exageración. Por eso esta serie es exagerada.

Mezcla drama y comedia en la narrativa. ¿Cómo lo logró?

Siempre he querido combinar ambos géneros. Para mí, no existen escenas 100 % drama o 100 % comedia, es una mezcla constante. No lo sabía al principio, pero cuando ya estaba produciendo la serie, me di cuenta de que la hice intentando entender un poco más a mi mamá y a mi hermana, las mujeres ecuatorianas de mi vida. La relación entre madre e hija es un tema central en la historia.

Hay detalles muy particulares: las bocas animadas o los close-ups con actores reales. ¿Por qué tomó esas decisiones?

Al inicio pensé que sería más fácil y que ahorraríamos dinero, pero no fue así (se ríe). Tuvimos que encontrar props específicos como anillos o accesorios, y terminó siendo más complicado. Aun así, me pareció importante mantenerlo porque llama la atención. En la animación, normalmente buscas que el público olvide que está viendo algo que no es real. Aquí pasa lo contrario: esas tomas realzan la animación. El espectador recuerda que está frente a una exageración y eso la vuelve una representación más sincera.

Todo el elenco son mujeres y varias tienen acento ecuatoriano…

Trabajamos con Mireia Mendoza, una directora de voz mexicana. Ambos queríamos encontrar una manera de incluir actores ecuatorianos, aunque era complicado por los tiempos y el presupuesto. En el piloto todas las voces eran mexicanas, pero sabíamos que debíamos incluir el acento ecuatoriano. Finalmente, lo hicimos, sobre todo en el episodio del pueblo de las mamitas (un lugar ficticio donde todos sus habitantes son mujeres). Sabíamos que ahí tenía que sentirse un acento bien específico, porque los ecuatorianos no nos lo iban a perdonar. 

El vestuario también tiene un gran nivel de detalle. Desde los bordados hasta guiños como la camiseta de “El Golazo”. ¿Qué significa para usted?

Mi mamá estudió vestuario en Panamá. Tenía más de 40 diseños que había hecho para sus clases y de niño nos quedamos impresionados. Cuando se los mostramos a mi esposa (que trabaja en costume design) le encantaron. Escaneamos cada uno y los usamos como referencia en nuestra primera reunión. De igual manera tomamos inspiración de “Mujeres al borde de un ataque de nervios" de Almodóvar y del archivo fotográfico familiar. Por eso las prendas se sienten tan ecuatorianas.

¿El nombre de la serie evoca esa época de las hombreras?

Normalmente me cuesta mucho poner títulos, pero este fue diferente. El nombre fue lo primero que tuve, incluso antes de escribir la historia. Algunas personas me han dicho que las hombreras representan poder y creo que sí. Te dan una sensación particular cuando las llevas. Hoy entiendo que las mujeres de la serie están relacionadas con el control y el poder.

CORTESÍA CARTOON NETWORK - CORDOVA
Cortesía Cartoon Network

¿Cómo cree que su experiencia migratoria se refleja aquí?

Hoy entiendo que la razón por la que hice la serie fue para reconectarme con mis raíces. A veces me preguntaba cómo habría sido mi vida si me quedaba en Ecuador. Vivo en Estados Unidos y la mayoría de mi familia ecuatoriana también se mudó aquí, así que mi vínculo con el país es distinto. Fue una manera de explorar, entender y aprender sobre mi identidad. Pasé años pensando en la serie; cuando no estaba trabajando con el equipo, leía sobre Ecuador o veía películas ambientadas en el país. Por eso creo que se siente tanto amor en el proyecto. Fue un acto de amor dedicado a mi patria.

Se destaca mucho la identidad…

Es raro porque cuando haces una serie no te das cuenta de esas cosas. Hoy la gente entiende mucho más de mí a través del proyecto y esa no era mi intención. Sin embargo, siento que todos los personajes tienen algo mío y de las personas que trabajaron en la serie. Cada uno aportó con algo.

¿Vamos a ver otras temporadas?

No lo sé aún, pero me encantaría seguir con la historia. Tengo muchas ideas, incluso algo desde Guayaquil. Me alegra mucho ver cómo la gente se conecta con la serie; sentía que, si no lo hacían, habría fallado. Al final, creo que la historia tiene algo universal: habla desde Ecuador, pero resuena también en otros países. (I)