El espacio en Quito de SOS Hair Spa es peculiar, casi como un laboratorio de belleza. Estanterías repletas de frascos y botellas de distintas marcas conviven con un aire industrial. Desde el techo cuelgan claveles secos que, en contraste, suavizan la atmósfera y le dan un carácter inesperadamente sereno, propio de un ritual.
Aunque en casa solemos recurrir a recetas caseras, tips de redes sociales o champús de supermercado, hoy la tendencia apunta hacia un cuidado más consciente y especializado. El cabello no es solo una cuestión estética: también refleja bienestar, salud y hasta estados de ánimo. Por eso, estos establecimientos ganan espacio entre quienes buscan un diagnóstico preciso y terapias personalizadas.
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En 2022 nació la idea de SOS Hair Spa. A pesar de que el cuidado capilar ya marcaba su popularidad, un spa especializado en cabello sonaba, en efecto, descabellado. Verónica Garzón, su fundadora, conocía el sector por su experiencia importando productos y creando su propia línea, Organic Therapy, pero nunca había trabajado directamente con el cliente final. La motivación personal llegó cuando el diagnóstico de su esposo empeoró. Padece dermatitis seborreica, una afección crónica que genera escamas, enrojecimiento y picazón.
Con el conocimiento que adquirió con sus estudios como tricóloga en Estados Unidos –y sus certificaciones en Argentina, España, Italia, Países Bajos y Colombia–, Garzón empezó a tratar a su esposo con terapias y productos de su propia línea. Los resultados positivos la convencieron de que existía una oportunidad para llevar este conocimiento a más personas. Hoy, SOS Hair Spa cuenta con tres locales en Ecuador y uno en España; ofreciendo desde exfoliaciones y limpiezas profundas hasta terapias con plasma, coloración y cortes. Siempre bajo un mismo principio: antes de cualquier servicio, un diagnóstico detallado.
“La piel cabelluda es una extensión del rostro. Muchas personas no le dan el cuidado que se merece. Pensamos que solo son los tratamientos para las puntas, pero todo está en la raíz”, explica Garzón.
Ese fue justamente nuestro punto de partida. Evelyn, especialista del centro, nos recibió con una tricocámara para revisar el cuero cabelludo. En pocos minutos, la pantalla reveló el estado real de nuestra cabeza: tendencias a grasa, señales de resequedad y hábitos de lavado que pueden mejorarse.
Nuestro tratamiento fue una exfoliación capilar. La sesión incluyó aceites calmantes, un masaje relajante y un paso singular: antes del lavado, el cabello pasa por una cámara de oxígeno. Entre mantas suaves y antifaces para descansar, el sillón se encarga de brindar masajes automáticos mientras la técnica avanza. En el techo, un espejo permite observar de cerca el lavado correcto. Más que un procedimiento estético, la experiencia se acerca a la de un ritual de bienestar.
Para la creadora, la idea de SOS Hair Spa no es que el usuario vaya en reiteradas ocasiones, sino que pueda tener una rutina clara y funcional para su cabello, con los productos recomendados en la visita.
“No se vuelve una peluquería común, que sales con el pelo bonito, pero después de la primera lavada se va todo. Tengo clientas que solo vienen dos veces al año”, enfatiza Garzón.
Evelyn conoce de cerca la importancia de estos tratamientos: años atrás sufrió de una “caída universal”. Mientras conversábamos sobre nuestras experiencias, como suele ocurrir en estos espacios, nos mostró las fotos que tenía sobre su caída. Ahora se ríe y agita su cabello largo. Ella reconoce que en su momento decidió ignorar las pistas que le daba su cuero cabelludo.
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Muchas personas, al igual que ella, evitan hablar de su padecimiento, lo que solo empeora la situación. Garzón dice que “existe un tabú en la caída del cabello en mujeres. Si ves un hombre calvo no pasa nada, pero cuando es una mujer surgen preguntas como: ¿a quién le cuento que me estoy quedando calva?”.
SOS Hair Spa atiende hasta el grado tres de los seis que existen en torno a la caída de cabello y –cuando es necesario– deriva a especialistas o dermatólogos.
Ese es el caso de Capilea Ecuador, un espacio que también busca brindar soluciones en torno al cuero cabelludo. Esta marca internacional, con seis años en el país, ofrece trasplantes capilares y tratamientos para la regeneración del cuero cabelludo. De acuerdo con Gorki Espinosa, director médico del centro, es vital que las personas asistan a lugares especializados. “Con un diagnóstico y un tratamiento oportuno, puede ser más fácil manejar la situación”.
Para Espinosa, los hombres también se ven afectados emocionalmente por problemas de caída de cabello. “El hombre no quiere aceptar tan fácilmente que se tiene que hacer un tratamiento estético, piensa que le afecta a su masculinidad”. Esto se suma a lo dicho por Garzón, ambos sexos afectados por normas y expectativas sociales.
Según la Sociedad Ecuatoriana de Dermatología, uno de cada tres hombres y una de cada cuatro mujeres en el país sufren una pérdida significativa del cabello antes de los 50 años. La Universidad de los Andes reporta que el 75 % de los pacientes con este problema experimenta depresión y tristeza. El 35 %, en cambio, reconoce afectaciones en la relación de pareja y en la autoestima.
Tanto SOS Hair Spa como Capilea coinciden en algo: el cabello es más que estética. Es un reflejo silencioso de salud y, en muchos casos, de amor propio. Aprender a escucharlo y acudir a lugares especializados, puede marcar la diferencia. (I)