Modelo: Erika Vélez
Modelo: Erika Vélez Fotografía: Daniel Queirolo

Daniela Quiñones, de 44 años, se conecta a la entrevista desde París. A sus espaldas aparece un edificio beige de líneas clásicas, ese tipo de arquitectura europea reconocible a la distancia. Antes de iniciar la conversación –y entre risas– me muestra que está en un parque, sentada en una banca. En los últimos meses su vida ha transcurrido entre la capital francesa y Ecuador, mientras impulsa una nueva fase de internacionalización para su marca Armadillo Stores.

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Aunque siempre le atrajo lo artístico, su carrera se desarrolló en el mundo financiero. Venía de la consultoría, un camino muy distinto al que recorre ahora. En 2016, tras el terremoto que afectó a Ecuador, encontró un propósito claro y decidió emprender. Lo que empezó como una iniciativa para apoyar a las comunidades damnificadas se convirtió en un proyecto más profundo. Se inspiró en el caso de Armero, en Colombia, donde –después de la erupción del volcán Ruiz– surgió un eje productivo que transformó la zona. Quiñones pensó en las artesanías ecuatorianas: el sombrero de paja toquilla, los tejidos, los bordados… Intuyó que allí había un potencial aún no explorado.

Esta ecuatoriana vivía en Bogotá cuando lanzó Armadillo Stores. El nombre nació de su amor por los animales. “El armadillo es originario de Sudamérica y –de acuerdo con esta emprendedora– lleva su escudo de protección contra las malas energías”. 

Primero, comenzaron con la producción de cobijas en Ecuador que, rápidamente, llegaron a Colombia. “Buscamos rescatar técnicas ancestrales ecuatorianas y latinoamericanas, que se transmitan a nuevas generaciones”, explica la creadora, que –con orgullo– enfatiza que uno de los principios que rige su operación es el cero waste

“No desechamos ni un solo hilo”. 

Hoy trabaja con más de 100 artesanos de Imbabura, Cotopaxi, Bolívar, Gualaceo y Manabí, donde el 85 % son mujeres. Comprender sus necesidades y ofrecer un trato justo se volvió esencial para ella. Con esto, logra que las comunidades se involucren y participen en la innovación de prendas. Sonríe al contar la reacción positiva de las artesanas al ver sus prototipos en el extranjero. 

Una de sus metas es involucrar a las segundas generaciones para evitar que los oficios desaparezcan. No quiere que quienes poseen estos conocimientos migren para dedicarse a otras actividades. Por esta razón, Armadillo Stores se enfoca en reactivar técnicas en riesgo, como los diseños heredados de las shigras, que funcionan como códigos familiares. También, trabajó con las macanas de Gualaceo, cuyos patrones se logran mediante un sistema de amarrados sobre hilos, un proceso que no puede replicarse con máquinas. Una de sus estrategias es trabajar con la UNESCO para que cada técnica sea reconocida como patrimonio.

La marca crece con colaboraciones en México y Colombia, donde encontró técnicas únicas y artesanos que comparten esa búsqueda de preservación. 

CORTESÍA  ARMADILLO
Diseño en colaboración con MinebyPaola. Modelo: Paola Gutierrez. Fotografía: Cortesía de Armadillo Stores

Sus principales mercados están en México, con un punto de venta físico, y en Estados Unidos, con e-commerce. En ocho años, sus productos llegaron a China, Tailandia, Japón, Italia, Francia, España, Suecia y Alemania. “Somos distribuidores en más de 100 puntos de venta alrededor del mundo”. 

Para su colección Latir —prevista para 2026— utilizan alpaca producida localmente con bordados complementarios. Las chaquetas, uno de sus productos emblemáticos, se elaboran con algodón reciclado. La tela se fabrica en una zona del país, las piezas se arman en Quito y luego viajan a Bolívar para ser bordadas antes del control de calidad y la exportación. Así, una sola prenda recorre varias comunidades antes de llegar al consumidor final. 

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Para esta quiteña, el reto está en estandarizar, ser rentables e innovar sin dejar la parte cultural. “Te das cuenta de que esto es irreplicable (ni con inteligencia artificial). Esa riqueza va a ser la próxima tendencia”. 

A pesar de que dejó de producir algunas líneas, Armadillo Stores continúa explorando múltiples innovaciones centrados en shigras, textiles para el hogar, ponchos y bordados. Cada año colabora con artistas, que también trabajan para preservar el lenguaje de sus comunidades. Para esta emprendedora, ahí están los verdaderos tesoros, piezas que conectan con lo ancestral y que, desde Ecuador, encuentran un lugar en el mundo. (I)