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¿Alguna vez has pospuesto enviar un correo importante porque te preocupaba cómo redactaste cierto punto? Tal vez has decidido no intervenir en una reunión de equipo porque crees que la idea que quieres proponer no es lo suficientemente buena. Incluso puede que hayas perdido algún plazo, después de pasar horas puliendo un trabajo antes de entregarlo, queriendo que quede lo mejor posible.

Si estas situaciones te resultan familiares, permítenos presentarte un fenómeno psicológico llamado “síndrome de la utopía”: la tendencia a tambalearse al tomar decisiones porque esperas alcanzar la perfección. El término fue acuñado por el psicólogo Paul Watzlawick, el psicoterapeuta John H. Weakland y el psiquiatra Richard Fisch en su libro Change: Principles Of Problem Formation And Problem Resolution

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Es un problema que suele manifestarse en el entorno laboral y que afecta de manera desproporcionada a las mujeres, quienes, según innumerables estudios, tienden a sufrir más del perfeccionismo que los hombres.

¿Qué es el síndrome de la utopía?

“Vivimos en un mundo digital, donde los influencers nos dicen cómo hacer meal prep y qué entrenamientos diarios deberíamos seguir”, explica Caroline Green, career coach, fundadora de The Talent Cycle y autora del próximo libro The Career Confidence Toolkit for Women. “Al intentar mantenernos al día, esa presión puede infiltrarse en otras áreas de nuestra vida, incluido el trabajo. Cualquiera puede caer en esta mentalidad, pero suele afectar con más fuerza a los grandes desempeñadores, así como a quienes han interiorizado la necesidad de ‘tomar siempre la decisión correcta’ en cada etapa de su carrera… y sé por mi investigación que, en particular, las mujeres suelen sentirse así”, dice Green.

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El síndrome de la utopía puede sonar como simple perfeccionismo, pero es mucho más profundo que eso: puedes encontrarte procrastinando tus responsabilidades, evitando tomar decisiones importantes (lo cual es especialmente problemático si tienes un rol de liderazgo) e incluso incapaz de encontrar satisfacción en tu trabajo, debido a expectativas poco realistas sobre cómo debería sentirse la realización profesional.

¿Cómo puedo detectarlo en mí mismo?

"Sabes que estás cayendo en el síndrome de utopía cuando pasas más tiempo perfeccionando que progresando; es muy fácil quedar atrapado en ese ciclo", reflexiona Lynette Ong, CEO de la marca de joyería Astley Clarke, quien solía identificarse con el problema. "Creo que el problema aparece en nuestras carreras porque refleja el perfeccionismo que llevamos a otras áreas de nuestra vida. Si siempre estamos persiguiendo el resultado ‘perfecto’ en el trabajo, normalmente es porque estamos programados para esperar impecabilidad en todo lo demás también", explica.

Centrarse en un briefing claro y reunir la información relevante antes de comprometerse con los plazos de decisión ayudó a Ong a superar el problema. "Con el tiempo, también me di cuenta de que la perfección no es una búsqueda individual: se trata de confiar en el equipo increíblemente talentoso que me rodea". En otras palabras, no temas delegar decisiones en miembros de confianza del equipo ni buscar su consejo en temas clave.

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¿Cómo puedo enfrentar el síndrome de utopía?

Si sospechas que podrías estar lidiando con el síndrome de utopía, intenta aplicar estrategias prácticas para sobrellevarlo. "Nadie toma decisiones perfectas todo el tiempo", dice Nicole Goodwin, codirectora de AllBright everywoman, una organización enfocada en apoyar las carreras de mujeres. "Solo puedes usar la información disponible en ese momento y nunca tendrás todos los datos. Acepta que, en la mayoría de los casos, tomar una decisión a tiempo —aunque no sea impecable— es mucho mejor que retrasarla o evitarla por completo".

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Goodwin sugiere enumerar todas tus opciones (incluyendo las posibles consecuencias) y pedir consejo a colegas de confianza antes de comprometerte con una elección —para luego soltarla y volver a enfocarte. "Toma la decisión, avanza y evita dudar de ti misma. Tu atención está mejor invertida en la ejecución y en los siguientes pasos", afirma.

¿Pero qué pasa si me equivoco?

Quizás ya te estés preguntando: ¿y si tomo la decisión equivocada? “Algunos de mis mayores avances profesionales se debieron a decisiones que, en un principio, me parecieron erróneas”, dice Dalbir Bains, que trabajó en el mundo de la moda durante más de 30 años antes de fundar Santalan, un programa de coaching personalizado para mujeres. “Siempre digo que o se gana o se aprende, y si una decisión te acerca un 80 % a tu resultado ideal, llévala a cabo. Reconsidera el fracaso como una recopilación de datos; cada error te proporciona una fuente de información que no podrías haber obtenido solo con la planificación. Pregúntate: ¿cuál es el peor resultado realista?”, comenta.

Por encima de todo, recuerda que cuestionarte constantemente a ti mismo, ya sea por las decisiones que tomas o por el papel que desempeñas, puede agotar tu energía y, cuando siempre estás cambiando las reglas del juego para tus propios logros, te dificulta disfrutar del éxito que has construido. Como dice Bains: "aceptar que algo es 'suficientemente bueno' es un acto radical de autocompasión. A veces, la mejor decisión es simplemente la que realmente tomas". (I)

Este artículo fue originalmente publicado en Harper's BAZAAR Reino Unido.