ROBERT REDFORD

El adiós a un gigante de Hollywood

Robert Redford, una de las estrellas más importantes del cine mundial, cumplió 89 años el pasado 18 de agosto. Casi un mes después, falleció dejando atrás una leyenda que ya roza el mito.

Por Eduardo Varas Carvajal

gettyimages-2165901174 redford — Getty Images

En el episodio 16 de la tercera temporada de la serie “La dimensión desconocida”, un joven Robert Redford hizo uno de sus primeros trabajos en la actuación. Su personaje se llamaba Harold Beldon y fue una de las representaciones de la muerte más celebradas en la historia del audiovisual. “No es a mí a quien le temes. Tú me entiendes. Le temes a lo desconocido”, le dice ese personaje, que educado y agradable se le acercó a la anciana Wanda Dunn para llevársela de la mano. Hoy, es la misma muerte la que se puso cerca de él y lo tomó de la mano mientras dormía.

Ese capítulo, estrenado en enero de 1962, mostraba a un actor de 25 años, dispuesto a comerse al mundo. Vivió más, llegó a los 89, y le regaló al planeta no solo grandes personajes; también dejó 10 películas magníficas dirigidas por él, una entrega a la necesidad de que el cine independiente siguiera existiendo y una conciencia política que se distribuyó en varias causas en las que participó de manera activa.

Después de su aparición en esa primera cinta, Robert Redford ya era un nombre que sonaba en Hollywood. Con 30 años llegó a compartir cartel con Marlon Brando y Jane Fonda en “The Chase”, de Arthur Penn; es con Fonda con quien trabajaría por tres ocasiones más, incluyendo “Our souls at night”, de 2017, que se puede ver por Netflix. A medida que avanzaba esa década, Redford tomó una decisión: buscar roles que le permitieran escapar del estereotipo del rubio lindo con problemas. 

Por ejemplo, le dijo no a Mike Nichols para el rol principal de “El graduado”, que iría luego a Dustin Hoffman. Sin embargo, en 1969 esa apuesta rindió. Con “Butch Cassidy and the Sundance Kid”, de George Roy Hill, este western a medio camino entre acción y comedia que le hizo compartir pantalla con Paul Newman, lo llevó el éxito de taquilla. Así, él empezó una de las décadas más importantes de su carrera. Si hay una estrella relevante de los 70 en la pantalla grande, fue Robert Redford.

Con joyas como “The way we were”, con Barbra Streisand, de 1973, y “El golpe” —esa obra impresionante también con Paul Newman—, se mantuvo en la lista de las estrellas que más dinero recaudaron. Esto continuó con “El gran Gatsby” (en 1974) y ese magnífico thriller de espionaje “Tres días del Cóndor”, de Sydney Pollack, que protagonizó junto a Faye Dunaway. En 1976 llegó “Todos los nombres del Presidente”, en la que interpretaría a Bob Woodward, el periodista de The Washigton Post que junto a su colega Carl Bernstein —Dustin Hoffman— revelaron al mundo el escándalo de Watergate que terminó con la renuncia de Richard Nixon como presidente de Estados Unidos. 

Ese camino de grandeza tuvo su capítulo más importante cuando Redford presentó “Ordinary People”, su primera película como director, por la que ganó un Oscar como realizador. Todo el dolor que imprimen Mary Tyler Moore y Donald Sutherland en los roles de padres que deben cuidar a un hijo que se ha querido suicidar, mientras viven el luto de la muerte de otro en un accidente, hace que esta sea un clásico moderno del cine. El gran crítico Roger Ebert, en su nota para el Chicago Sun Times, lo explicó con claridad: “Los problemas de los personajes de esta película no están causados por su entorno, sino que surgen de ellos mismos. Eso es lo que diferencia a la película de la sofisticada telenovela suburbana en la que fácilmente podría haberse convertido”.

En los 80 y 90, Redford siguió actuando y dirigiendo. Fue un beisbolista en “The Natural” (1984), un cazador enamorado en “Out of Africa” (1985) —junto a Meryl Streep, quien ante la muerte de Redford declaró: “Uno de los leones ha fallecido. Descansa en paz, mi querido amigo”—, y en 1992 fue un multimillonario que le entrega un millón de dólares a un matrimonio si le permitían acostarse con la esposa, interpretada por Demi Moore, en “Propuesta indecente”. Durante las dos primeras décadas del siglo XXI siguió actuando, siendo su rol más recordado el de Alexander Pierce, el villano de “Captain America: Winter Soldier”, en 2014. En 2019, repitió este papel en “Avengers: Endgame”Esa fue su última vez actuando.

Más allá de la pantalla

En 1981, en Utah, Redford creó, con su propio dinero, el Sundance Institute —por el personaje del “Sundance kid”— una ONG enfocada en el desarrollo de cineastas independientes, a través de programas, clases y fomento económico, con espacios dirigidos a realizadores nativo americanos.  Entre los nombres más reconocidos de directores que actualmente hacen filmes y que fueron alumnos de estos laboratorios están Ryan Coogler, Quentin Tarantino, Nia DaCosta, Paul Thomas Anderson y Taika Waititi, entre otros.

En 1984, fue este instituto que tomó las riendas de un festival que crecía con el apoyo del actor y hoy es de los más importantes: el Festival de cine de Sundance. 

Para Redford no solo se trató del estrellato o de la bambalina. Fue de los artífices de cómo la grandeza de las celebridades puede apoyar a causas consideradas justas. No fue el único, pero sí de los primeros en tratar de encontrar un punto en común entre su arte y el activismo. Era actuar, sí, pero siempre hubo algo más. 

En ese sentido, quizás el resumen más preciso lo hizo Alissa Wilkinson para una nota en The New York Times: “El legado del actor y cineasta (…) está ligado tanto a su activismo como a sus sentimientos encontrados sobre el papel de los políticos en el cambio del mundo. Sus opiniones nunca fueron muy claras, aunque tendía hacia la izquierda. Era conocido por apoyar causas medioambientales, así como los derechos de los nativos americanos y del colectivo LGBTI. Apoyó la reelección de Barack Obama y la candidatura de Joe Biden, y criticó las políticas y la «brújula moral» de Donald Trump. Sin embargo, a lo largo de su vida apoyó tanto a candidatos republicanos como demócratas”.

Por eso, no extraña que uno de sus roles más emblemáticos sea el de Bill McKay, en “El candidato”, de 1972, dirigida por Michael Ritchie. Porque en esa película, un tipo idealista, con una agenda clara de cambiar la política, es empujado a participar en las elecciones para el senado y, cuando empieza a tener éxito, su propuesta de campaña cambia, se vuelve más general, más etérea. Y cuando triunfa, le hace la gran pregunta a su asesor: “¿Y ahora qué hacemos?”. La película se acaba en ese momento. Es el cierre perfecto para un filme que nació de una idea que tuvo el propio actor. 

Estuvo casado con Lola Van Wagenen con quien tuvo cuatro hijos, uno de ellos Scott Anthony, falleció con dos meses y medio de edad por el síndrome de muerte súbita infantil. En octubre de 2020, su hijo James, documentalista, falleció a los 58 años por un cáncer biliar. En 2009, se casó con su novia Sibylle Szaggars y a más de ella y de sus hijas Shauna y Amy, a Redford le sobreviven siete nietos. (I)