En 1959, en el pequeño pueblo de La Gacilly, en la región francesa de Bretaña, el visionario Yves Rocher inició un movimiento que transformaría la belleza moderna. Su misión era democratizar el cuidado de la piel a través del poder de las plantas. Creyó profundamente en la eficacia botánica y en la importancia de controlar cada etapa (desde el cultivo hasta la formulación), para garantizar productos respetuosos con la piel y con el planeta. Así nació Yves Rocher, la marca pionera de la cosmética vegetal francesa y referente mundial en tratamientos naturales.
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Esta visión —que posee ingredientes naturales, texturas sensoriales y cuidados efectivos— fue el punto de partida de una clase magistral privada, realizada para un grupo selecto de la comunidad de Harper's BAZAAR Ecuador, el pasado 18 de noviembre, en la boutique Yves Rocher del Scala Shopping. Un espacio íntimo que ofreció una experiencia dedicada a reconectar con la piel.
La sesión fue guiada por Jessica Cusme, directora de AJS Wellness y especialista certificada en yoga facial. Con productos icónicos como el Pure Camomila y el Pure Anti Age Global, explicó por qué —en el cuidado de la piel— el orden sí altera el producto. Las invitadas aprendieron sobre una rutina nocturna completa, desde la limpieza con agua micelar y aceite desmaquillante hasta el sérum, contorno de ojos y crema de noche, todo combinado con ejercicios de yoga facial para estimular circulación y relajación.
La noche dejó en claro que la belleza es holística. La rutina importa, pero también la alimentación, el movimiento y la constancia. Una experiencia que encapsula el legado de Yves Rocher: cuidarse es honrar lo natural. (I)
