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Puedes pasar días probando dispositivos, tratamientos profesionales y fórmulas de alta tecnología diseñadas para tensar y reafirmar la piel del rostro, pero el cuello rara vez recibe la misma atención. La zona que va de la línea de la mandíbula hacia abajo no solo suele quedar fuera de la rutina de cuidado, sino que además es mucho más compleja de tratar. “Cuando los pacientes vienen por un lifting facial, casi siempre señalan primero el cuello y el área bajo el mentón como su mayor preocupación”, explica el cirujano plástico Erez Dayan, de Reno, Nevada.

Nora Ephron ya lo decía en su libro de 2006 I Feel Bad About My Neck: el deseo de tener un cuello liso y juvenil no es nuevo. La piel delicada de esta zona suele ser la primera en mostrar signos de envejecimiento. Por eso los dermatólogos insisten en extender el cuidado de la piel hasta, al menos, la línea del sostén. “El cuello representa un desafío particular porque el colágeno es más delgado y se degrada con mayor rapidez, lo que hace que los signos de la edad aparezcan antes que en el rostro”, explica la dermatóloga neoyorquina Shereene Idriss.

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Esa menor concentración de colágeno es la razón por la que la piel del cuello pierde firmeza y elasticidad, dando paso a la textura flácida y arrugada. Y tratarla no es tan sencillo como tratar la del rostro: los rellenos a base de ácido hialurónico —tan eficaces para devolver volumen en mejillas o contornos— no corrigen la laxitud en esta zona, y los láseres de alta temperatura pueden incluso reducir aún más el ya frágil colágeno del cuello.

Aunque la gravedad siempre lleva ventaja, es innegable que pasar horas deslizando el dedo en TikTok ha incrementado los casos de tech neck: esas líneas horizontales que aparecen por mirar constantemente hacia abajo, al teléfono o la computadora. “Todos tenemos una predisposición genética a desarrollarlas, pero ahora son más profundas y aparecen a edades más tempranas debido a nuestros hábitos tecnológicos”, explica Idriss. Y eso sin considerar el daño solar, especialmente porque el protector en el cuello y el escote suele aplicarse al final… o sencillamente olvidarse.

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A medida que las necesidades del cuidado del cuello han evolucionado, también lo han hecho las soluciones. Lo que antes se limitaba a cremas que prometían firmeza —con resultados moderados— hoy incluye dispositivos de ultrasonido, tratamientos de radiofrecuencia y nuevas aplicaciones para inyectables.

Ultherapy es una opción no invasiva para tensar la piel que utiliza calor por ultrasonido e imágenes en tiempo real para estimular de manera precisa la producción de colágeno y elastina. La nueva versión, Ultherapy Prime, llega con un enfoque más rápido y personalizado. Su pantalla más amplia permite a los médicos observar imágenes más claras, logrando un tratamiento más exacto y resultados más duraderos, explica Jennifer Levine, cirujana plástica facial en Nueva York.

“Ultherapy Prime es ideal para quienes presentan flacidez en el cuello o la línea de la mandíbula, pero aún no están listos para un lifting quirúrgico”, señala Levine. Si bien los resultados pueden variar, ella afirma que la piel comienza a verse más firme entre dos y tres meses después del procedimiento, y que realizar una sesión de mantenimiento al año ayuda a preservar los efectos.

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El tratamiento mínimamente invasivo favorito de Erez Dayan para rejuvenecer el cuello es QuantumRF, una tecnología que genera breves pulsos de calor extremo —alcanzando temperaturas de ebullición de 100°C en apenas 250 milisegundos— para provocar una microlesión controlada en la fascia superficial (el tejido conectivo justo debajo de la piel). Esto activa un proceso de reconstrucción de colágeno y elastina.

“Otros dispositivos, como el microneedling con radiofrecuencia, ofrecen menos control y pueden provocar quemaduras o incluso pérdida de volumen”, advierte Dayan. Con QuantumRF, el tiempo de recuperación puede ser de tan solo un día y los resultados se ven antes, ya que el tratamiento actúa muy cerca de la dermis.

Según Dayan, solo se necesita una sesión para lograr efectos duraderos, y además estimula el sistema linfático, lo que reduce la inflamación posterior. También puede combinarse con otras tecnologías —como Morpheus8, de radiofrecuencia fraccionada— para potenciar la producción de colágeno y mejorar la textura de la piel.

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Una de las innovaciones más interesantes en los tratamientos para el cuello no es completamente nueva, sino una nueva aplicación de un método clásico. El Botox, el famoso neuromodulador, recibió el año pasado la aprobación de la FDA para su uso en la parte inferior del rostro y el cuello. Aunque muchos médicos ya lo utilizaban para suavizar las bandas verticales causadas por la contracción del músculo platisma, lo cierto es que no existía un protocolo formal… hasta ahora.

“Antes aplicábamos Botox en el platisma sin una técnica estandarizada; todo se basaba en experiencia anecdótica y uso off-label”, explica el cirujano plástico neoyorquino Sachin M. Shridharani. Con la aprobación oficial, los especialistas podrán seguir guías claras, lo que se traduce en resultados más precisos y, sobre todo, más seguros.

La inteligencia artificial también empieza a jugar un rol en el rejuvenecimiento del cuello. EveLab Insight —creadora de la tecnología Eve V, capaz de realizar un escaneo 3D del rostro y analizarlo con IA— ha trabajado con marcas como Shiseido, Beiersdorf, Dior y Amorepacific para desarrollar productos y ofrecer recomendaciones personalizadas. Tras su éxito en el rostro, la compañía con sede en Singapur anunció que expandirá sus análisis al cuello, algo que tanto marcas como médicos podrán integrar este año.

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Eso sí, estas nuevas tecnologías no buscan reemplazar los productos tópicos. Tanto Dayan como Idriss recomiendan mantener una rutina con retinol —el estándar de oro contra arrugas—, péptidos y factores de crecimiento para estimular el colágeno. Incluso herramientas domésticas, como los cuellos de terapia de luz roja que reducen inflamación y favorecen la firmeza, pueden potenciar y prolongar los resultados de los tratamientos en consultorio.

Tan delicada como es la piel del cuello, no temas combinar tópicos, inyectables y tratamientos no quirúrgicos. Cuando se trata de transformar esta zona, más es más. “El cuello no se resuelve con un solo método”, explica Idriss. “Los tratamientos deben personalizarse según cada persona y sus necesidades, utilizando un enfoque multimodal”. (I)

Este artículo fue originalmente publicado en Harper's BAZAAR Estados Unidos.