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¿Por qué vestirse bien en casa puede mejorar tu estado de ánimo?

En un mundo donde el teletrabajo, las rutinas híbridas y los días en casa son cada vez más frecuentes, surge una interrogante: ¿qué pasa emocionalmente cuando elegimos no quedarnos en la camiseta vieja y, en cambio, apostamos por prendas que nos hacen sentir bien?

Por Valeria Kohn Ávila

Cortesía Alma Luna — Alma Luna

La moda es una herramienta muy poderosa y –aunque muchas veces se ve como algo meramente estético– encierra un universo infinito. En este caso, hablamos de cómo la ropa puede convertirse en una práctica diaria de salud emocional.

“Verse arreglado es una estrategia terapéutica que ayuda a incrementar la motivación, mejorar la autoimagen y facilitar la participación en actividades que contribuyen al bienestar mental”, explica Ana Francisca Trueba, PhD en psicología clínica. Aunque uno no salga de la casa o no tenga planeado ver a alguien, el acto de arreglarse por la mañana funciona como una pequeña rutina que da estructura y control al día. Decidir vestirse cómodo y presentable marca un inicio claro, un “clic” mental que activa el movimiento y la disposición. Es una acción sencilla, pero suficiente para definir la actitud con la que enfrentaremos la jornada.

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“Cuando una persona se siente deprimida, ansiosa o sin motivación, es común caer en rutinas de inercia, quedarse en pijama, evitar salir o posponer actividades”, añade Trueba. Vestirse rompe ese ciclo de inactividad y prepara a la persona para un pequeño proceso de decisión. ¿Qué voy a ponerme hoy? ¿Cómo me siento? Ese gesto se convierte en un momento de autorreflexión sobre lo que queremos transmitir y cómo queremos sentirnos, creando una percepción de autonomía, juego y autenticidad.

Después de la pandemia, el trabajo remoto y las rutinas híbridas se volvieron parte de nuestra vida. Y, no solo eso, muchas personas, por distintas razones, pasan más horas dentro del hogar. Ahí aparece una pregunta: ¿cómo estar cómoda sin caer en la trampa de quedarse en pijama todo el día?

Cortesía Alma Luna
Cortesía Alma Luna

La respuesta es la palabra: “loungewear”, prendas pensadas para sentirte bien en casa, pero lo suficientemente elevadas como para acompañarte a actividades informales fuera de ella. Se prioriza la comodidad, sin sacrificar el estilo, la intención o la presencia. A diferencia de los pijamas, el loungewear es versátil, funciona en múltiples escenarios y te hace sentir arreglada sin esfuerzo. En los últimos años, su popularidad se disparó y se mantiene con el tiempo, ya que ha sido adoptado, en algunos casos, como una extensión auténtica del estilo personal.

Y, si hablamos de intención, color y propósito, en Ecuador hay una marca que lo entiende a la perfección. Constanza Rivas y María Fernanda Delgado, socias y creadoras de Alma Luna, convirtieron la comodidad en un lenguaje emocional, con prendas que acompañan, levantan el ánimo y cuentan historias. Con una tienda en Quito, ofrecen un espacio donde sus clientas pueden vivir esta filosofía de cerca.

Cortesía Alma Luna
Cortesía Alma Luna

Cada colección tiene un significado, un mensaje oculto y una intención. No es casualidad, la marca diseña sus estampados internamente, los imprime y los convierte en piezas pensadas para conectar con el estado de ánimo de quien las usa. Sus inspiraciones vienen de las tendencias actuales, de experiencias personales y de los mensajes que desean transmitir.

Son diseños funcionan para estar en casa, salir a tomar un café o incluso trabajar. Esa versatilidad es una de las grandes características de Alma Luna. Sus cápsulas buscan hacer más fácil la rutina diaria, especialmente, para que elegir un look se vuelva rápido, intuitivo y sin esfuerzo.

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La marca traduce esa intención en piezas híbridas, con tops más estructurados combinados con pantalones suaves y coloridos; prendas que parecen ropa de calle, pero se sienten como pijama; y sets térmicos que resuelven el frío sin perder el estilo. “Muchas veces nos preguntan: ‘¿eso es un pijama?’. Y la respuesta es: úsalo como tú quieras. Esa es la magia”, comenta Delgado. 

Al final, la salud mental y el estado de ánimo son de las cosas más importantes que tenemos que cuidar. Incluso si pasamos el día en casa, el acto de vestirse puede transformar cómo nos percibimos y la energía que proyectamos. Como concluye Trueba: “vestirte con algo que te hace sentir bien no ‘cura’ nada, pero sí es una herramienta que refuerza la autoestima, la motivación y el equilibrio emocional”. (I)