Noise Cancelling
Noise Cancelling Luciano Koenig

“Tengo una biblia mental en la cabeza”, confiesa Luciano Koenig, fotógrafo, productor y artista ecuatoriano que está cambiando la forma en la que entendemos la realidad. Su historia empieza en Chile, donde estudió producción y dirección de cine y televisión durante cuatro años. Desde entonces ha escalado en cada esquina de la industria: fue asistente de producción, director y, durante 25 años, fotógrafo publicitario reconocido en toda la región.

Esa “biblia” de la que habla es su archivo personal de conocimientos, obsesiones e imágenes. Todo lo que ha estudiado, leído y aprendido a lo largo de los años vive ahí. La moda fue siempre una de sus pasiones, coleccionaba revistas, libros de fotógrafos, estilistas y diseñadores, hasta que decidió profundizar más en ese mundo y cursó una maestría en estilismo en el Instituto Europeo de Diseño (IED), en España.

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Luciano Koenig
Cortesía Luciano Koenig.

Y mucho antes de que existiera la inteligencia artificial como la conocemos, Koenig ya había creado su propio sistema de búsqueda visual. “Tenía más de un millón de archivos en mi computadora, organizados por categorías, como una especie de ChatGPT artesanal”. Ese archivo meticuloso, amplio y casi obsesivo se convirtió en la base de lo que vendría después.

Él fue el fotógrafo detrás de campañas de grandes marcas de retail en Ecuador. En paralelo, desarrolló proyectos de gran escala en el mundo del arte público, entre ellos Aeroarte, la primera galería aérea del mundo, que consolidó su mirada como creador capaz de mover la imagen más allá de los espacios tradicionales.

Luciano Koenig
Cortesía Luciano Koenig.

Luciano Koenig
Cortesía Luciano Koenig.

“La creatividad es acerca de las conexiones, es unir cosas que nunca antes habían estado juntas y, desde ahí, crear algo nuevo".

Ese es, justamente, el corazón de su proceso creativo. Tomar todo lo que ha visto, leído, observado, vivido… y reconfigurarlo hasta encontrar una nueva forma inesperada. En un mundo saturado de información y marcado por la hiperconectividad, aprender es más fácil que nunca, pero también lo es quedar atrapado en una burbuja visual. Para él, el desafío está en reconocer esos patrones y romperlos para llegar a algo verdaderamente único.

Aunque no proviene de una familia de artistas, Koenig es, sin duda, uno. Rehúye a las etiquetas y se resiste a definirse en una sola profesión. Avanza con el tiempo, muta con la industria y se permite cambiar de dirección cada vez que su curiosidad lo exige. “Nunca me quedo solo en una línea”. Ese tránsito por tantos lenguajes resultó ser la formación perfecta para su siguiente salto creativo: usar la inteligencia artificial no como sustituto, sino como extensión de todas las herramientas y las referencias que llevaba acumulando desde hace décadas.

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Cuando le pregunto qué lo movió a hacer ese cambio, su respuesta es inmediata: “la búsqueda creativa”. Desde siempre ha llevado cuadernos llenos de ideas, apuntes de estilismo, bocetos de escenografías, hasta guiones para cortometrajes y películas. Su mente visual estaba lista, pero las producciones tradicionales largas, costosas y llenas de obstáculos, solían frenar la velocidad de sus conceptos. Con la IA encontró un territorio donde podía materializar todo aquello que llevaba años imaginando.

“Ahí nace la posibilidad de hacer la primera exposición en el mundo con inteligencia artificial”.

Así nació Welcome to Luckyland: my AI world, presentada en 2023. Una muestra de 40 imágenes que marcó un antes y un después en el arte contemporáneo. 

Luciano Koenig - Luckyland
Luckyland, cortesía Luciano Koenig.

Luciano Koenig - Luckyland
Luckyland, cortesía Luciano Koenig.

Luciano Koenig - Luckyland
Luckyland, cortesía Luciano Koenig.

El desafío fue enorme. Nunca se había hecho una exposición de gran formato con imágenes generadas por IA: no existían referencias técnicas, no se sabía en qué papel imprimir, cómo escalar las imágenes ni qué procesos permitirían llevarlas del mundo digital a la pared de una galería. Aun así, Koenig lo resolvió. 

Otro de sus proyectos más evocadores es Noise Cancelling, una serie que explora el silencio como refugio en una era saturada de estímulos. Imágenes de rostros jóvenes, audífonos y atmósferas que construyen un universo donde la tecnología se convierte en un espacio íntimo de introspección. Además de estas narrativas visuales más poéticas, Koenig también desarrolla proyectos que dialogan con temas sociales y culturales contemporáneos.

Luciano Koenig - Noise Cancelling
Noise Cancelling, cortesía Luciano Koenig.

Luciano Koenig - Noise Cancelling
Noise Cancelling, cortesía Luciano Koenig.

Además de estas exploraciones visuales, varias de sus series han comenzado a circular en festivales y a recibir premios alrededor del mundo —como el Prix de la Photographie de París, en 2024—. Koenig se encontró con una realidad que se repite una y otra vez: la representación latinoamericana es mínima. Para él, ser uno de los nombres más destacados dentro de esa escena global es un honor inmenso. Es una voz latinoamericana en un territorio creativo que todavía está definiendo sus fronteras.

Hoy, su trabajo trasciende cualquier límite geográfico. Actualmente, está representado en Francia por la Galerie d’art 3838, en Italia por Sfera Production Agency, y en Miami, Nueva York, México y Puerto Rico por Abbey International. Una red de galerías y agentes que confirma lo que sus imágenes ya anunciaban, su visión no pertenece a un solo país, sino al mundo entero. 

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Para Koenig, trabajar con inteligencia artificial no es un atajo, es una extensión natural de su proceso creativo. A menudo, la IA se percibe como una máquina que produce imágenes por sí sola, pero la realidad es otra. La herramienta no piensa; ejecuta. Lo que marca la diferencia es la mente que la dirige. La IA no reemplaza al artista, amplifica lo que ya existe dentro de él.

Koenig dice que el futuro ya está aquí, pero solo quienes leen, estudian, observan y siguen alimentando su imaginario podrán dominar estas nuevas tecnologías. El valor no está en la plataforma, sino en la imaginación que la conduce. (I)