Denica Riadini-Flesch es una solucionadora de problemas. De hecho, esta economista especializada en desarrollo ha dedicado su carrera a ello, ya que ha pasado gran parte de su vida profesional trabajando para el Banco Mundial y el Foro Económico Mundial, inmersa en programas de desarrollo social en Indonesia. ¿Cómo terminó trabajando en el mundo de la moda?
"Realmente soy la persona menos indicada para dedicarme a la moda, probablemente sea la persona menos elegante que jamás hayas conocido", dice con una sonrisa autocrítica. “Pero cuando viajaba por pueblos de Indonesia, fue la primera vez que vi cómo se confeccionaba la ropa. Por desgracia, la realidad es que –para estas mujeres que la confeccionan en pueblos de países en desarrollo– la historia no es bonita. Fue un llamado de atención".
En lugar de solucionar un problema, Riadini-Flesch de repente se sintió parte de él. Su reacción no fue donar o crear conciencia, sino intentar encontrar una solución. El resultado fue la fundación de SukkhaCitta, una marca de ropa "de la granja al armario" pionera en la moda regenerativa.
La filosofía de la empresa se remonta a lo básico: conectar al consumidor directamente con las mujeres que fabrican los productos, erradicando la sensación de desconexión que Riadini-Flesch percibió en sus primeros encuentros con la industria textil. La compañía paga a las mujeres un salario digno y se centra en la preservación de las culturas locales y las prácticas artísticas tradicionales.
"Creo que no nos damos cuenta de lo intrínsecamente ligada que está la moda a la agricultura".
SukkhaCitta es más que una marca con una misión moral; es una marca con un enfoque realmente sostenible. “Al intentar resolver este problema tan grave, me di cuenta de que también había otras cuestiones relacionadas con el impacto medioambiental de los procesos implicados”.
"Crear esta marca fue mi primer contacto con la agricultura, que es de donde obtenemos las plantas con las que fabricamos los tintes para nuestra ropa. Por lo tanto, necesitamos incorporar a agricultores que ahora también se dedican a plantar el tipo de hojas que necesitamos. Creo que no nos damos cuenta de lo intrínsecamente vinculada que está la moda con la agricultura. Por supuesto, queríamos utilizar únicamente plantas procedentes de granjas regenerativas y, a continuación, el siguiente problema es el abastecimiento sostenible de fibras". Respira hondo y sonríe con complicidad: “estoy avanzando progresivamente en la cadena de suministro e intentando solucionarlo todo”.
Se trata de una iniciativa audaz, especialmente para una emprendedora novel que reconoce su falta de experiencia en el sector de la moda. Sin embargo, Riadini-Flesch ha contado con la inestimable ayuda económica de los Premios Rolex, que ganó en 2023. Esta iniciativa proporciona financiamiento a personas que quizá no tengan acceso a la financiación tradicional, pero cuyas empresas o ideas tienen como objetivo marcar una diferencia real en la sociedad y en el ambiente. Desde su creación en 1976, ha premiado a 160 personas.

“Todo el proceso con Rolex fue muy gratificante y, sinceramente, uno de los mayores privilegios. Te da la oportunidad de hablar sobre lo que crees, de llevar tu historia a una audiencia global porque mi objetivo final es la adopción. Quiero que SukkhaCitta sea un movimiento. Siento que este proyecto de moda regenerativa se puede aplicar a cualquier sector. Mi enfoque siempre es: ¿cómo podemos crear un efecto dominó para que más personas tengan el valor y la libertad de hacer algo así?"
La marca representa un cambio para Riadini-Flesch, cuya trayectoria se centraba más en el sector sin fines de lucro, pero ella ve una verdadera longevidad en combinar los negocios con un propósito y, esencialmente, en replantearse por completo el funcionamiento de la industria de la moda.
"A veces la gente me pregunta por qué soy tan radical y eso me hace darme cuenta de lo arraigada que está la forma convencional de hacer las cosas. A mí no me parece radical. Lo que estamos haciendo es volver a lo básico, reconectarnos con el trabajo humano que hay detrás de nuestra ropa y con la tierra que la produce".
Este artículo salió originalmente en Harper's BAZAAR Reino Unido.