¿Quién decide qué tan grande debe ser tu reloj?
¿Quién decide qué tan grande debe ser tu reloj? Foto de Godisable Jacob

A principios de este año, entré en una tienda para probarme algunos relojes (porque eso es lo que me divierte últimamente) y pregunté por el modelo Cartier Tank Française. El vendedor, muy entusiasmado, me recomendó la opción más grande. “Hoy en día, todas las mujeres quieren piezas grandes”, me explicó. “Ni te molestes en probarte el pequeño”. 

Para que te hagas una idea, este accesorio viene en dos tamaños: pequeño y mediano. El segundo tiene una caja de 30 mm por 25 mm que ni siquiera se considera “grande”, según los estándares actuales. Pero aun así, me probé el mediano y mi corazón se hundió. Se sentía demasiado grande y voluminoso en mi muñeca, no podía ver la preciosa pulsera de eslabones que distingue al Française de otros Cartier Tanks. Le tomé una foto, por si acaso, y lo pensé durante la noche. Pero cuanto más lo pensaba, menos me convencía. ¿Por qué no debería considerar la versión pequeña?

Para ser clara, este vendedor probablemente merece un aumento. A menudo, cuando una mujer entra a una relojería, la dirigen directamente a los modelos de “de dama”: diminutos, de oro rosa, incrustados de diamantes. Hay una frase en la industria para describir estas piezas: “Hazlo rosa y hazlo pequeño” (“Pink it and shrink it”). De alguna manera, los fabricantes pensaron que, para atraer al público femenino tenía que ser diminuto, decorado y rosa. 

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Foto por slim aarons - getty images

¡Pero una talla no le queda bien a todas! Como dice Suzanne Wong, cofundadora del colectivo femenino Watch Femme: “¿Qué es un reloj de mujer? Es aquel que posee una mujer”. Por ejemplo, Elle Macpherson ha llevado su Rolex Daytona de 40 mm desde los años 80 y no solo las supermodelos usan accesorios grandes. Las mujeres en el mundo de la relojería están hartas de la mentalidad “hazlo rosa y hazlo pequeño”; y hemos llegado a un punto donde las etiquetas de género en este ámbito están a punto de desaparecer.

En el artículo “Todos los relojes deberían ser unisex” de Cara Barrett para HODINKEE, ella desafía a la industria a dejar de dictar qué deberían llevar las personas que se identifican como mujeres en sus muñecas. “Llámame loca, pero a veces lo que busco es el último modelo deportivo de acero que mida al menos 36 mm”, escribe. Leer el artículo de Barret compartido por casi todos mis conocidos en redes me dio algo de esperanza y emoción. Y sin embargo prefiero las piezas pequeñas.

Cuando me probé ese Française, lejos de hacerme sentir empoderada, me sentí frágil, incluso diminuta (nota mental para mi terapeuta: esto hay que hablarlo). Y no solo me pasa con Cartier. También me ocurrió con el Omega Speedmaster de 39 mm que una amiga me prestó una noche, e incluso con el Datejust de 36 mm que me probé en esa misma visita. Como soy relativamente nueva en este mundo, llegué a pensar que había algo mal en mí, que era antifeminista por preferir algo más pequeño. Puede sonar absurdo, pero ¿sabes qué me emociona de verdad? Un Rolex vintage de 22 mm que usé. Apenas unos milímetros más grande que una moneda de diez centavos.

¿Cómo llegamos aquí?

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Las mujeres han usado relojes durante siglos, mucho antes de que los hombres optaran por opciones de pulsera en lugar de piezas de bolsillo tras la Primera Guerra Mundial. Los modelos femeninos eran esencialmente joyas que daban la hora; opciones diminutas como el Jaeger-LeCoultre de la Reina Isabel II, que tiene el movimiento mecánico más pequeño del mundo. Fue diseñado para que pudiera mirar la hora discretamente durante la Coronación, por supuesto. 

Luego, a medida que estos accesorios evolucionaron —con más complicaciones y valor para las personas en la fuerza laboral (históricamente, hombres)— se dejó atrás la idea de joya funcional. Surgieron piezas diseñadas para aviación, buceo, exploración de cuevas y cualquier otra aventura masculina, mientras las mujeres permanecían en casa “horneando pasteles”. Incluso cuando el papel de la mujer en la sociedad evolucionó, los modelos femeninos siguieron siendo versiones más pequeñas —generalmente de cuarzo— que los masculinos.

Si miras la mayoría de los relojes vintage, rara vez superan los 36 mm. En este video, el experto John Reardon explica cómo un Patek Philippe de 35,5 mm fue un “fracaso comercial horrible a principios de los años 50 y, paradójicamente, la razón no fue el precio, sino el tamaño”. El tamaño de 35,5 mm se consideraba “enorme” en ese entonces.

Avancemos hasta hoy: el modelo masculino promedio está en la familia de 40-42 mm, y la mayoría de las mujeres con las que hablo consideran que 36 mm es su punto ideal. ¡Y muchos hombres hoy quieren que las mujeres lleven relojes aún más grandes! De hecho, tuve un pequeño debate en los comentarios de una de mis publicaciones, en la que llevaba un Rolex Datejust de 26 mm. Liz Eswein, la mente creativa detrás de @newyorkcity en Instagram, etiquetó al diseñador de moda masculina Aaron Levine en los comentarios, y escribió: “¡Mira! 26 mm”. Utilizó mi imagen para demostrar que los accesorios pequeños son opciones viables, a lo que él respondió: “Totalmente en desacuerdo”.

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El señor Levine no está solo. Miranda Levitt, dueña de un showroom para diseñadores en Nueva York, me cuenta que cuando buscaba un modelo de 26 mm, se encontró con mucha resistencia de vendedores y “chicos relojeros” que descartaban ese tamaño como “pasado de moda” o simplemente algo que no venden. Pero Zoe Abelson, de Watch Girl Off Duty, dice: “las piezas pequeñas están regresando poco a poco. Los coleccionistas se enfocan más en referencias vintage y de los 90, que se fabricaban en tamaños menores”. Para Abelson, un hombre que lleva un reloj pequeño transmite seguridad en sí mismo. “Me atraen más los hombres que llevan algo vintage y pequeño (Ryan Gosling con un Rolex Air King de 34 mm, por ejemplo)”. 

Más allá de la atracción, parece que algunos hombres están cansados de la ola de modelos XL y buscan algo más único y a la moda. John Van Lieshout, socio del bar La Noxe, compró recientemente un Omega Constellation de 28 mm por su elegancia discreta: “Tienes un reloj hermoso con un movimiento hermoso y no necesitas esa cosa de machismo”. De manera similar, Nicholas Santiago, uno de los genios detrás de la marca y agencia creativa Pizzaslime, está considerando el tradicionalmente femenino Cartier Baignoire para su próxima compra: “definitivamente no le tengo miedo a uno pequeño. Honestamente, creo que cuanto más grande, más ridículo se ve”. Y el metal importa: “no hay nada como un pequeño modelo de oro”, afirmó la especialista en marketing de Watchonista, JJ Owens, cuando vimos el mini Cartier Panthère de Bella Hadid (también conocido como el reloj It-Girl). 

Si fuera más grande, su pieza de oro podría parecer un poco ostentoso o, como mínimo, menos versátil. Sam Hine, editor asociado senior de GQ, piensa que es elegante cuando el accesorio es discreto, como el de Bella, sin importar el género: “Demasiados chicos quieren que los noten desde el otro lado de la sala, así que eligen algo grande. Pero una opción pequeña es para uno mismo; un Panthère vintage es sutil, pero los verdaderos entendidos lo notarán y probablemente pensarán que eres muy cool porque Keith Richards también llevaba uno”.

Al final todo se reduce a la preferencia individual. “Creo que lo más curioso de los modelos pequeños es que los entusiastas que los prefieren tienden a juzgar moralmente a quienes gustan de los grandes”, dice Jack Forster, editor en jefe de HODINKEE. “Y, por supuesto, los que prefieren grandes hacen lo mismo”. Esto me hizo reflexionar; en algún momento, definitivamente pensé que era una especie de mártir por preferir las piezas pequeñas. Pero con el tiempo he aprendido que no hay una sola manera correcta de hacerlo. La razón por la que los relojes son tan populares y generan tanta obsesión es porque son muy personales. “Si realmente amas estos accesorios y estás rodeado de ellos el tiempo suficiente”, continúa Forster, “espero que eventualmente llegues al punto en que usas lo que te gusta, por tus propias razones, y lo que diga un reloj sobre ti es ruido de fondo irrelevante”.

Aun así, me fascinan los modelos pequeños y no importa con qué género te identifiques, te sugiero que les des una oportunidad. Solo asegúrate de enviarme una foto de tu muñeca por DM.

Este artículo salió originalmente en Harper’s BAZAAR USA.