Nací en 1993, el mismo año en que Kate Moss apareció con un slipdress metálico y transparente de Liza Bruce en una fiesta de moda en Londres y me gusta pensar que ese momento me marcó.
Este año, el street style ha mostrado un contraste inédito entre el minimalismo sin esfuerzo de las Olsen, las Fanning y Dakota Johnson, y el glamour llamativo y ceñido al cuerpo de las Kardashian, Sydney Sweeney y Lauren Sánchez. La tensión entre ambas estéticas me llevó a inclinarme más que nunca hacia el minimalismo fácil y la prenda protagonista de esta transformación ha sido un slipdress de seda ligero de Silk Laundry.
Inspirado en los años noventa y cortado al bies, este vestido midi se ha convertido en un emblema de la firma australiana. Está confeccionado en 100 % seda, con un discreto escote en “V” y finos tirantes ajustables. Su precio ronda los US$ 290 y está disponible en una amplia gama de tonos y estampados. Primero lo compré en un negro mate y empolvado, luego fui sumando versiones: azul marino, blanco perla, gris eléctrico y, quizá mi favorita, una con estampado abstracto de inspiración pictórica sobre fondo marfil (que cuesta apenas cinco dólares más que el modelo original).
Durante el verano, lo llevé en los días sofocantes de Nueva York y en las noches cálidas de Europa, combinado con mis sandalias de cuero tipo thong de Tory Burch y un dije concha de Poelle, que logré incorporar a casi todos mis looks de la temporada. Para viajar, el vestido resultó ser el compañero perfecto: ocupa mínimo espacio en la maleta y casi no necesita plancha.
En los viernes tranquilos o los domingos de recados, lo llevé con camisetas de canalé o crop tops encima y completé con mis Adidas Sambas o las bailarinas de malla de Coach para mayor comodidad. Las noches de sábado, en cambio, le daba un toque más especial con un pañuelo de seda de Dior atado a la cintura como cinturón, una tendencia estacional que me conquistó y no pienso abandonar.
Las posibilidades de este versátil slipdress siguen llenando mi tablero mental de inspiración. Esta semana llevé la versión negra sobre unos pantalones al tono de Express, el modelo estampado en marfil con un suéter gris de cachemira de Dissh y sandalias de cuero beige de Tkees. De cara a las fiestas, ya imagino cómo combinaré el vestido plateado con un abrigo de piel marrón y sandalias de tiras—à la Carrie Bradshaw.
Este artículo salió originalmente en Harper's BAZAAR Estados Unidos.